29 julio, 2016

Presidente Kuczynski: emoción, sensatez y sentimientos

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Con la banda en el pecho, ungido como Presidente de la República, al juramentar el cargo, a Pedro Pablo Kuczynski, se le quebró la voz. 

Se emocionó.

Con ese gesto, natural, espontáneo, el presidente se humanizó. Estalló la coraza del político inmune al sentimiento y se mostró tal cual es; un ser humano sensible.

La psicología define la emoción como una experiencia multidimensional. Una desincronía entre tres sistemas en equilibrio: el cognitivo/subjetivo; el conductual/expresivo y el fisiológico/adaptativo.

La emoción es por eso un desembalse de múltiples procesos químicos, psicológicos, sentimentales, que  afloran ante un momento intenso.

Son experiencias únicas, irrepetibles, que conllevan una serie de pensamientos, imágenes, recuerdos, añoranza y esperanza.

Sin adentrarnos en la psicología del flamante presidente, nos atrevemos a afirmar que su reacción emocional surge del agradecimiento y la responsabilidad.

Gratitud, por haber alcanzado el éxito en la carrera presidencial, en la cumbre de su vida; por el esfuerzo desplegado, lo que a su vez motiva orgullo.

Y responsabilidad, por la tarea que tiene por delante: llegar al bicentenario con un país más moderno, con un Estado al servicio de los ciudadanos  y sin corrupción.

En ese momento simbólico de asumir la representación nacional y leer el juramento que lo compromete, él se siente agradecido y al mismo tiempo entiende la responsabilidad que recae en sus hombros.

El conjunto de todos estos procesos mentales, su paso por la vida pública y privada, el recuerdo y enseñanza de sus padres, el ejemplo que dejará a los suyos, y la enorme responsabilidad que asume con todos los peruanos, de todo ello, emerge la emoción en forma de nudo en la garganta.

El Presidente no lo sospecha, pero esa emoción puede gatillar en el país un rol motivacional necesario para llevar adelante la esforzada tarea que se ha trazado: Agua para todos, Educación de calidad, Salud sensible al ciudadano, Formalizar el país, Construir infraestructura, y Liberar al país de la corrupción y de la inseguridad.

Para impulsar y concretar esta tarea, además de un equipo técnico de calidad, requiere sensatez para gobernar y sentimientos para comunicar. 

Un político que se emociona, no es un ser distinto. Es como todos. Un ser humano. Y eso es lo que necesita el país. Un conductor que actúe con emoción, sensatez y sentimientos.

11 julio, 2016

PPK - Fuerza Popular: se inicia el juego

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Una partida de cartas y una negociación tienen parecido. Los jugadores o negociadores se sientan en la mesa con el objetivo de obtener un resultado satisfactorio. Sólo hay una diferencia. En el juego, no se muestran las cartas. En la negociación, se debe aprender a mostrarlas.

El flamante presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, tendrá que escoger bien cómo inicia este juego de conversaciones y negociaciones con los diferentes grupos políticos, con la finalidad de, si no ganar el juego, al menos, empatarlo.

Y no hay dos juegos iguales.

Para la reunión con el fujimorismo, por ejemplo, es más conveniente empezar por Seguridad Ciudadana que por las medidas para la recuperación del crecimiento. Hay más similitudes en la primera baraja que en la segunda.

Ambas fuerzas reconocen que la inseguridad es el principal problema del país.  Usando los datos del Barómetro de las Américas, Fuerza Popular señala que en Lima existen 121 zonas de gran incidencia delictiva (en 32 distritos), siendo el Cercado de Lima el distrito de mayor incidencia criminal.

Existe igualmente similitud en plantear la inequidad en el acceso a la seguridad. Santa Anita, tiene un policía por cada 2,793 habitantes, cuando el estándar de Naciones Unidas indica un policía por cada 250 habitantes.

Aquí encaja Barrio Seguro, la propuesta de Peruanos por el Kambio, que pretende vigilar y patrullar las calles y los barrios, combinando policías con serenos municipales y vigilancia ciudadana organizada. No habría mayores resistencias. Especialmente si se empieza y focaliza el programa por el 7.5% de los distritos del país, que es donde ocurre el 80.5% de los delitos, según el plan de PPK.

Liderar el combate al crimen organizado desde la Presidencia de la República, activando el Consejo Superior de Estado (como plantea Fuerza Popular) o fortaleciendo el Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana - SINASEC (como propone PPK), es también un objetivo compartido. 

Lo mismo que fortalecer la inteligencia y prevención, así como elaborar un observatorio nacional del crimen, monitorear los puntos críticos y actuar de manera rápida y efectiva.

Los nudos a destrabar estarían en el uso y rol de las Fuerzas Armadas para vigilar establecimientos públicos estratégicos como Sedapal, Plantas de energía, entre otras, que propone Fuerza Popular y que Peruanos por el Kambio rechaza de plano. O en "refundar" la Policía, propuesta que el nuevo gobierno planteó en la campaña electoral y que Fuerza Popular no comparte, al punto de pretender regresar al viejo y derogado sistema de 24 x 24.

El acuerdo tampoco tiene que ser escrupulosamente puntilloso, detallista, línea por línea. En todo caso, no se debe permitir que Fuerza Popular pretenda maniatar o trabar la implementación de la política de gobierno de Peruanos por el Kambio. Menos poner vetos a quienes resulten designados para liderar el sector. PPK ganó y tiene todo el derecho de llevar adelante su programa de acción; con la gente que considere más conveniente.

El papel que le corresponde a Fuerza Popular es fiscalizar dicho plan y a sus autoridades; no perforarlo ni bloquearlo. La compra de patrulleros y las observaciones que acaba de hacer la Contraloría General de la República podría ser también otra señal de acercamiento antes que de conflicto. Un punto de avance más que de freno.

Como hemos dicho, los jugadores de cartas cuando se sientan en la mesa, buscan ganar. En una negociación, es igual. La diferencia es que en la mesa de juego, necesariamente, hay un solo ganador. En la mesa de negociación, en cambio, si se actúa con estrategia, paciencia e inteligencia, se puede llegar a una situación win-win, en la que ambas partes ganan, sin entorpecerse unas con otras. Por el bien del país.