28 septiembre, 2014

Esto es Guerra


Última semana de campaña electoral. Hay consenso en que esta es una de las más aburridas campañas de los últimos tiempos. Ni siquiera sorprende el alineamiento de los medios de comunicación.
Los grupos que concentran el poder, con Castañeda. Susana, con una cortina de hierro mediática, que ha impedido que se valoren mejor sus obras y planes de gobierno.
Cuando los medios entran en campaña, no se trata solo de generar información, sino de administrarla, pautearla y hasta distorsionarla.
La importancia que tienen los asuntos de la ciudad puede quedar graficada en el hecho de que el programa estrella de un consorcio editorial (“Esto es guerra”) se transmitió en señal abierta, sin alteraciones, mientras que el debate municipal, organizado por el mismo grupo comercial, se emitió incompleto, por cable y con interrupciones.
Pero que nadie se equivoque. La campaña municipal puede haber arrancado bostezos, pero ha sido mucho más importante de lo que se cree. En términos estratégicos, marca la pauta de lo que se pondrá en juego el 2016. El primer tiempo de dos.
Es meritorio, en este sentido, el esfuerzo de Susana Villarán por presentar –desde la izquierda y hacia el centro– una mesa política amplia, con matices, renovada y unida por un ideal mayor: gobernar la ciudad con eficiencia y honestidad.
Intentar nuevamente este camino para el 2016 no será fácil. Dependerá de los resultados del próximo domingo. Pero, sin duda, será una tarea ardua y compleja, con voces discrepantes, altisonantes, aquí y allá. Y probablemente haya quienes no quieran insistir en el esfuerzo, lo que desde ya podría significar encarar el 2016 fraccionados. Si las victorias cohesionan, lo contrario también es cierto.
El camino a una unidad mayor pasa, sin embargo, por resolver problemas internos. No hacerlo sería iluso o incluso suicida políticamente. Asumir plenamente un problema es empezar a resolverlo. Y esto tiene que hacerse sobre la marcha. No hay tiempo si consideramos que los enemigos tampoco duermen.
La campaña electoral municipal ha sido apenas una finta de lo que pasará el 2016. Un entrenamiento con sparring. Pero no es ni la sombra de lo que veremos entonces. La aparición temprana de Mario Vargas Llosa y su bandera en alto contra el fujimorismo anuncia que será una lucha encarnizada por el poder.
Los primeros asaltos ya se dieron y han empezado en la arena mediática y judicial. Para mis amigos, todo; para mis enemigos, la ley y las portadas.
Quienes creen que la campaña electoral municipal ha sido una sana aunque aburrida competencia entre grupos, un espectáculo a lo “Esto es guerra”, esperen el 2016. Habrá no solo leones, sino fundamentalmente “cobras”. Con veneno, harto veneno.

06 septiembre, 2014

Salvemos los Parques Zonales



Después de El Cairo, Lima es el desierto más poblado del mundo. 8,5 millones de habitantes. Es una de de las cinco mayores ciudades de Sudamérica junto con Sao Paulo, Río de Janeiro, Buenos Aires y Bogotá.

Le falta no solo agua, sino también áreas verdes.

Por si fuera poco, un proyecto de ley enviado por el Ejecutivo al Congreso pone en riesgo la conservación y mantenimiento de los parques zonales y metropolitanos de Lima, y amenaza con impactar de manera negativa en la calidad del medio ambiente en la ciudad.

Se calcula que Lima tiene alrededor de 86 mil hectáreas de área urbana y 2 mil 700 hectáreas destinadas para el desarrollo industrial. En este espacio, se mantienen 3 mil 207 hectáreas de áreas verdes públicas zonificadas. Unas 150 hectáreas comprenden a 15 parques zonales y metropolitanos multiusos ubicados en las zonas periféricas de la capital.

Mantener estos parque zonales y planificar la construcción de otros 8 más ubicados en los distritos de Comas, Los Olivos, Ate, Villa El Salvador, San Juan de Miraflores, San Juan de Lurigancho, Rímac, Carabayllo y Cercado de Lima, fue posible debido a los ingresos que recibe directamente el Servicio de Parques de Lima Metropolitana (SERPAR), de un impuesto a las construcciones inmobiliarias.

El 28 de julio último, sin embargo, el Presidente Ollanta Humala presentó el Proyecto de Ley 03690, en el que establece medidas para recuperar el crecimiento económico. Entre estas medidas se modifica la Ley n° 29090 (Ley de Regulaciones de Habilitaciones Urbanas y Edificaciones), y se dispone que la obligación de las empresas inmobiliarias de otorgar aportes a SERPAR por habilitaciones urbanas se cumpla a valor arancelario urbano y/o rústico, y no a valor comercial como se venía realizando.

Esto atenta directamente contra la sostenibilidad de la red de parques de Lima. El gobierno considera que la eliminación de este sobrecosto dinamizará el mercado inmobiliario, lo que no es cierto puesto que este sistema viene funcionando desde el año 2000. En todo este tiempo el sector construcción ha sido uno de los que más creció.

Esta contribución económica que pagan los constructores es una compensación por el fierro y cemento que siembran en una ciudad necesitada de áreas verdes. El primer semestre de este año, con la ley vigente, Serpar recibió 15 millones de nuevos soles. De haber estado vigente la modificación planteada hubiera recibido apenas 1 millón de soles. Así de contundente es el impacto económico y ecológico sobre la ciudad.

Lima no puede seguir creciendo horizontalmente. Lo dicen todos los arquitectos, urbanistas y proyectistas. Entre Lima y Callao existe un déficit de medio millón de viviendas. Si hay algo que no se va a detener es la construcción de viviendas.

En los últimos siete años, los créditos de Mi Vivienda se han triplicado. Si en el 2007, se dieron 3,173 créditos Mi Vivienda, el 2010 fueron 6,436; el 2012 llegaron a 10,133 y el 2013 subieron a 12,064. Es cierto que en lo que va del año ha habido un bajón (4,400 créditos de enero a junio), pero el problema no es el pequeño impuesto que se paga para gestionar las áreas verdes de la ciudad. Ni la falta de incentivos para construir.

Anna Zucchetti, la presidenta de Serpar, tiene claro el asunto: La Organización Mundial de la Salud recomienda 9 m2 de parques por habitante. En Lima, la mitad de los 43 distritos que la conforman, tienen 3,7 m2 de área verde por habitante. Distritos como San Borja, Surco o Miraflores cumplen con este promedio mundial, pero lugares como Collique en Comas apenas si llegan a 62 cm2 de área verde por habitante.

Los parques zonales están en las áreas periféricas de la ciudad, donde viven los ciudadanos con menores recursos. Lima ha crecido de manera desordenada y caótica en todo sentido. Pero eso no significa que el Ejecutivo castigue a quienes no tienen otro lugar de esparcimiento para sus hijos que los parques zonales y metropolitanos. El Congreso puede parar este atentado ecológico contra la ciudad. Salvemos los parques zonales.