Lo que está en juego en Santa Anita es algo más que la seguridad jurídica. O el Estado de Derecho. O el principio de autoridad. Está en juego nuestra capacidad como sociedad de resolver un problema mayor. Y está en juego también la responsabilidad de los actores políticos –partidos y líderes-: presidente de la República, alcalde de Lima, pero también la dispersa y fantasmal oposición.
Si los partidos políticos están como están es precisamente por ponerse de espaldas a problemas reales de la sociedad. La invasión de los terrenos de Santa Anita –a punto de resolverse con intervención de la Policía- es una prueba de ello. Una crisis de más de veinte días con cerco policial iniciado y derechos ciudadanos suspendidos no ha motivado mayores cometarios de la clase política peruana.
Hay que reconocer que sólo el Partido Nacionalista y el secretario general del APRA han salido a colocarse en el centro del problema. El primero para advertir la responsabilidad del Presidente de la República en este tema, y el segundo para soplarle la pluma al alcalde de Lima, Luis Castañeda.
Apenas ayer,candidatos de todos los colores se encaramaban en coloridas caravanas por el mercado de Santa Anita pidiendo el voto y ofreciendo solución a su problema. Todos pasaron por allí y hoy nadie se acuerda. Están ausentes.
Este es un problema central de nuestra clase dirigente y sus partidos: crujientes cascarones políticos sólo activados en campaña electoral, ofreciendo el oro y el moro, y sin nivel de respuesta o soluciones a problemas concretos, que preocupan a ciudadanos de carne y hueso, al punto, incluso, de ver amenazada su integridad física.
Nadie discute la afrenta legal de parte de los comerciantes de no acatar la disposición judicial. Tampoco se discute el accionar delincuencial de algunos de sus miembros o el carácter suicida y penal de utilizar niños como escudos humanos. Todo ello es condenable y repudiable.
Hablamos del rol que deben jugar las instituciones y sus líderes frente a un problema que ha excedido ampliamente el ámbito jurídico. Estamos hablando de la necesidad de encontrar mecanismos alternativos, civilizados, que eviten que la solución se encuentre mediante el uso de la fuerza.
El uso legal de la fuerza pública, por supuesto que es válida y ajustada a ley. Pero, ¿es el único camino? ¿No existe, acaso, una Asamblea Metropolitana de Alcaldes que muy bien puede asumir la tarea de estudiar la recolocación de los comerciantes de Santa Anita en mercados distritales y municipales de todo Lima?
No dudamos de que las fuerzas del orden tienen órdenes explícitas de no usar armas de fuego. De hecho no las portan consigo para el desalojo. Pero siempre una intervención de esa naturaleza implica violencia y lesiones de ambas partes.
El Estado de Derecho debe ser reestablecido en Santa Anita. La orden del juez debe acatarse. Los invasores deben desalojar los terrenos del mercado. Todo eso es perfecto. Pero también lo es actuar con prudencia y sin barbarie.
Si la violencia se desencadena y hay vidas humanas que lamentar, habremos fracasado como sociedad. Y la responsabilidad deberemos asumirla todos: políticos, dirigentes autoridades y ciudadanía. Será un triunfo más de la barbarie civilizada.
Partidos políticos
Mercado Santa Anita
Estado de Derecho
Cuando los amigos de 'POLITIKHA' afirman que "el Estado de Derecho al precio que fuese necesario debe ser restablecido en Santa Anita", ¿están exigiendo que el tenor textual de la Ley deba aplicarse implacablemente...?
ResponderBorrarSi la respuesta es afirmativa, como ciertamente lo es, ¿por qué ese mismo tenor que implacable usan no lo zarandeamos con la misma vehemencia para exigir que el tenor de la Ley también se aplique, por ejemplo- en cientos de usinas donde miles de trabajadores son explotados por sus empleadores que les pagan ocho horas cuando en realidad trabajan 12, 14 o 16...?
En estos lugares amigos de POLITIKHA, tampoco se está cumpliendo lo que ordenan sendas disposiciones laborales que el país ha jurado cumplir, ni tampoco priman las leyes de la República, ni de la ética, la Justicia, ni se respetan acuerdos internacionales, menos se escucha el sentido común, y hasta estos días, en honor a la verdad, no he escuchado a nadie expresarse con la virulencia que ahora lo hacen.
¿O se trata de ser "guapo" según quien tengamos al frente..?
(That’s me)
Estimado anónimo:
ResponderBorrarLa frase que usted entrecomilla no es de mi autoría: "el Estado de Derecho al precio que fuese necesario debe ser restablecido en Santa Anita".
Nunca he sostenido que el Estado de Derecho de reestablecerse "a cualquier precio". Todo lo contrario. Los post que he escrito sobre el tema son un alegato a la razón, más alllá de las connotaciones jurídicos que reconozco y valido.
Lo que debe primar es la capacidad que tenemos los seres humanos para entendernos. Los comerciantes del Mercado San Anita deben reconocer que han perdido el juicio en el Poder Judicial. Y la Municipalidad de Lima debe a su vez entender que tiene que asumir el liderazgo para cumplir la decisión del juez con inteligencia y alternativas distintas a la violencia.
Andrade ya lo demostró cuando reubicó a los comerciantes de Polvos Azules. El propio Castañeda Lossio tuvo una experiencia exitosa con los "cachineros" de la Av. Argentina. ¿Por qué se empeña ahora en mostrarse duro e inflexible atizando una salida policial?
Por supuesto que no estoy con la posición implacable del Diario El Comercio -el mayor interesado en que esto se resuelva al más breve plazo; habrá que ver por qué-.
Mi posición es clara: acatemos la decisión de la justicia, pero sin caer en la barbarie civilizada que es el uso legal de la violencia.
Gracias por seguirnos.
os de la Av.
El entrecomillado que hice fue una síntesis de opiniones y no una cita textual de ustedes. Disculpen por omitir la explicación.
ResponderBorrarComo advierto que ustedes respetan las opiniones discrepantes, lo cual aplaudo y agradezco, recurrí a sus 'páginas' para expresar una opinión que en otros blogs del barrio, no aceptan. Al mejor estilo dictatorial que denuncian en cabeza ajena, -les cuento- estos señores borran las aportaciones "odiosas" sin brindar la menor explicación. La "aprobación" del blogger que la tecnología les brinda, es un caño perfecto donde alguunos se lavan las manos.
¿Se imaginan a estos señores con poder de decisión en los medios de comunicación de cobertura nacional..?
No cojan escalofríos:
Muchos 'propietarios' de blogs -como gustan autocalificarse- están en las planillas de los propietarios de los órganos masivos de comunicación, llámesen: Delgado Parker (Manuel y Genaro), Baruch Ivcher, y de "ex" dueños y hoy presidiarios, y ex, y fugitivos: Crousillat, Winter, Ernesto Schutz, etc, etc...
Que trabajen para estos cuestionados personajes no es ninguna noticia ni novedad.
La "casualidad" es que veten en sus blogs, como estilan sus patrones..!
Otra casualidad, los 'propietarios' de blogs nunca discrepan de quienes tienen la responsabilidad de pagarle por el oficio que realizan.
Si algún interesado me muestra UN caso, solamente UN caso donde el blogger piensa distinto a su empleador, prometo comerme de un soplo cuanto estoy afirmando.
Regresando al tema.
No se si el término "invasor" es el más adecuado para calificar a estos comerciantes.
Hasta donde se sabe, estos negociantes están en ese lugar hace muchos años y algún derecho deben tener. Porque si han sido personas "legales" para pagar sus impuestos (municipales y nacionales), multas, cuotas ediles, y otras obligaciones contractuales; han efectuado facturas legítimas que el Estado convalidó legalmente, llamarlos de la noche a la mañana "invasores", resulta una exageración.
El hecho que estos comerciantes no cuenten con títulos de propiedad acentados en los Registros Públicos, no es patente para maltratarlos verbalmente como lo viene haciendo la prensa en su conjunto.
Si vivimos en una sociedad de Leyes, el precedente legal se supone que existe. Y de existir, de la misma manera que hoy pretendiendo utilizar la fuerza bruta para desalojar a comerciantes "invasores", mañana el municipio de un distrito puede ordenar el desalojo de miles de "invasores" que se han asentado en tal o cual cerro de su jurisdicción, y la Fuerza del Orden, acicateada por el precedente legal, tiene que cumplir la Ley.
¿ "Legalmente" esta posibilidad traida de los cabellos podría presentarse..?
Y, "legalmente" el desalojo de los "invasores" (los moradores de los cerros o desiertos) procedería.
No tengo pruebas para afirmar que la prensa es "parte" interesada en este conflicto, pero algo apesta en Dinamarca. Porque el "operativo desprestigio" que coordinadamente llevan a cabo llama a sospecha.
Da la sensación que algunos órganos de comunicación están interesados en que no se analice en profundidad el problema.
Por eso se hace altamente sospechoso que algunos periodistas se presenten flameando a los cuatro vientos una disposición judicial de un "totalitario", "corrupto", "abusivo", "ineficiente", etc, etc, -como Javier Valle Riestra con tanta erudicción califica al Poder Judicial, y a los gritos destemplados exijan por la radio, los diarios y la televisión, el uso de la fuerza..!
(That's me)
Ya me imagino que algunos periodistas y casas periodisticas estan contento al haber hecho caso a sus patrones de "turno" para barbaramente haber hecho desdalojar a quienes por muchos años han sudado la "gota gorda" para convertir esos terrenos baldios en una zona poblacional y de comercio.Para este caso del mercado de Santa Anita, el presidente Alan dice que se debe cumplir con la leyes, ja,ja,ja,ja,ja,porque no el no cumplió con las leyes cuando salio del país con tantas atrocidades económicas y humanas para vivir como rey en europa. Que mal, cada vez un grupusculo de "mandatarios y autoridades" abusan de la debilidad de nuestros indios (que son dueños de esta tierra llamada Perú",
ResponderBorrarQuisiera saber quienes se beneficia con todo este teatro "legal" en el cual estan involucrados aquellos a quienes debemos de respetar por su investudura:los policias, que cuando se trata de corrupción narcotrafico, robos mayores o interese como el de Santa Anita, sólo se ponen sus uniformes para amedrentar y destruir el espíritu de tanta gente que quiere progresar. Que tal país.