Apenas unas horas estará la presidenta Bachelet en Tarija, Bolivia, según confirmó hoy La Moneda. Llegará disminuida psicológicamente, tras permanecer 48 horas al lado de su hija que sufrió una trombosis cerebral este fin de semana.
No es el mejor momento para asumir una conversación de fondo con el Perú respecto al tema fronterizo. Por lo que más importante será lo que avancen los respectivos cancilleres, en los corrillos de la reunión Cumbre de la Comunidad Andina de Naciones.
A la honda preocupación familiar, Bachelet debe sumarle su caída de 18 puntos en las encuestas en los últimos dos meses: de 62,1% en abril a 44,2% en junio, según cifras de la consultora Adimark.
Hoy se afirma en Santiago que la presidenta está acorralada por la derecha, sufriendo un embate que empezó con el mal diseño de aplicación del Trasantiago y que continuó con la crisis de la energía en el norte del país.
La escalada que ha sufrido la relación con el Perú en las últimas semanas y la extradición de Fujimori figuran también en su lista de temas de importancia subrayados con rojo.
El cable informativo dando cuenta de la quema de la ofrenda floral chilena en Tacna debe haberle aumentado las preocupaciones. ¿Qué esperaba realmente el embajador Cristian Barros? ¿Apaciguar los ánimos en vísperas del encuentro García-Bachelet o todo lo contrario?
La violencia debe ser rechazada. Pero también la provocación.
Lauer se pregunta en su columna si acaso no está más cerca el momento de terminar de una vez la estrategia de cuerdas separadas que mantiene la relación comercial y política con Chile.
El presidente García ha señalado con claridad que el Acuerdo Comercial con el vecino del sur continuará. Y que las diferencias fronterizas deberán seguir su curso diplomático.
A propósito de este tema, es probable que la Corte Internacional de la Haya no sea la etapa inmediata que utilicen los dos países para dirimir sus diferencias, en tanto no se ha llegado a una situación de “statu quo”.
Se escuchan en Lima voces que reclaman agotar antes hasta dos caminos: los “buenos oficios”, de un tercer país que se ofrece a superar el statu quo, o la “mediación”, también de un tercer país, pero aceptada por ambos.
El camino es, como se ve, largo y no exento de marchas y contramarchas.
La reunión de García-Bachelet será, entonces más protocolar que de fondo. Y así habría que tomarla para no exagerar en sus resultados.
Conociendo el protagonismo del presidente peruano, seguramente buscará en Tarija la foto con la Presidenta Bachelet. Le mostrará pesar por el accidente de su hija, la acompañará en su dolor y llamará a mantener la serenidad en el tema bilateral.
Habrá que ver si la cabeza de la presidenta estará como para aguantar tantas emociones juntas.
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