La lucha política entre el gobierno y diversas fuerzas radicalizadas debiera darse en el marco de las instituciones democráticas y no en las calles, donde prima la violencia. Las diferencias entre el grupo que gobierna y los sectores que no lo aceptan, deben dirimirse, en el terreno de la razón, y no de la sinrazón.
Hace unos días proponíamos que los grupos organizados debieran canalizar sus propuestas a través de los presidentes regionales, como primera instancia de interlocución ante el gobierno central. Sin embargo, hasta el momento, el Ejecutivo no ha tomado la decisión política de ir por este camino.
En lugar de ello, ha enseñado el garrote, en señal de autoridad y orden. A la detención de dirigentes sutepistas ha seguido la represión de campesinos en Andahuaylas con una nueva víctima que lamentar, el ex alcalde de la localidad de Argama y dirigente del Frente de Defensa Regional Agrario de Apurímac (Fedra), Jorge Altamirano.
Si los mecanismos civilizados de confrontación política estuvieran activos y se privilegiaran antes que los métodos de masas iracundas en las calles, tendríamos en estos momentos un proceso de interpelación en curso al ministro del Interior, Luis Alva Castro.
No es la primera víctima de la violencia que el gobierno empieza a echarse en la cuenta.
Es momento de hacer que funcionen los mecanismos constitucionales de lucha política. En lugar de seguir sumando caídos en la lucha.
La interpelación al ministro del Interior debiera ser el objetivo de las fuerzas en conflicto. Una manera de decirle al gobierno que no estamos de acuerdo con su política de represión y muerte.
Si el gobierno no quiere dialogar y deja todo en manos de las fuerzas represivas, ingresamos a una espiral de violencia de consecuencias imprevisibles.
Los frentes regionales de defensa continuarán avasallando a los gobiernos regionales, y éstos en lugar de aguantar el embate y desembalsar la protesta, se verán obligados a re-direccionar la resolución del conflicto hacia el gobierno central.
Se debe frenar este rasgo político de enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Es mejor usar los espacios que el sistema prevé.
Los ministros son siempre fusibles de las crisis políticas. Un proceso interpelatorio, aún cuando el ministro pierda la cabeza, es un mecanismo legítimo, mil veces preferible a la quema de buses y atentados a la propiedad privada de masas desbocadas.
Antes que la iracunda horca de La Bastilla, es mejor el ajusticiamiento político civilizado.
Interpelación + Congreso
Luis Alva Castro
Paros, huelgas + Perú
A ESTE GOBIERNO NO LE INTERESA SOLUCIONAR LOS PROBLEMAS SOCIALES, SIGUEN AUMENTANDO LAS MUERTES Y SIGUE LA SOBERBIA A TERQUEDAD LAS OFENSAS. ALAN GARCIA PEREZ ESTA ACOSTUMBRADO A MANCHARSE DE SANGRE, LOS CONGRESISTAS ESTAN CURA DE SILENCIO, LA PRENTA ESCRITA, HABLADA,TELEVISIVA ESTAN DE RODILLAS AL AMO Y SEÑOR ¿DONDE QUEDA EL PUEBLO ¿PARA QUIEN GOBIERNA?
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