Un hecho que ha pasado desapercibido en la estela de sangre que a diario dejan los accidentes de tránsito es la luz roja que se prende en el proceso de descentralización que lleva adelante el gobierno.
La defensora del pueblo llamó la atención sobre la poca atención que prestan los gobiernos regionales al plan Tolerancia Cero del Ministerio de Transportes.
La ministra Zavala les sopló también la responsabilidad a los gobiernos regionales y éstos respondieron que carecen de presupuesto para contratar la cantidad de inspectores de transporte que se necesitan para ejecutar el plan.
Pero fue Alan García quien entendió el problema de fondo, creado por él mismo, claro: la entrega apurada de funciones a los gobiernos regionales, en aras de un falso proceso de descentralizació que no ha funcionado.
“Si no se cumple la fiscalización de los vehículos en provincias alejadas, hay que recuperar para el Gobierno Central dicha competencia. La descentralización es muy buena, pero si no se cumplen las responsabilidades, se recuperan”, señaló el presidente.
La pregunta es. ¿qué otras funciones transferidas por este gobierno no funcionan en las provincias?, ¿funcionará la atención de salud?, ¿funcionará la gestión de proyectos productivos?, ¿funcionará la municipalización de la educación?, ¿funcionará la administración de bienes arqueológicos?
Lo primero que hizo este gobierno fue desaparecer el Consejo Nacional de Descentralización, eliminando así una instancia institucional de relación entre el gobierno central y los gobiernos regionales y locales. Pero, además, se perdió un espacio ganado para llevar adelante un proceso de reestructuración adecuado del poder en sus tres instancias: nacional, regional y local.
En lugar de avanzar hacia la formación de auténticas regiones (con integración de departamentos), se repartió funciones sin estudios adecuados de costo-beneficio, ni criterios de subsidiariedad alguno. Peor aún, en el reciente mensaje a la Nación del presidente García fue claro que se buscó señalarles responsabilidad en la ejecución de obras.
La descentralización se vio como una repartición antes que como distribución ordenada del poder. Un ejemplo de lo que puede pasar cuando se deja de administrar funciones nacionales y se las descuartiza es lo que vemos ahora en el sector transportes.
Nadie quiere asumir responsabilidad en las muertes que a diario saltan de las carreteras a las primeras páginas de los diarios. La ministra le echa el pato a las regiones y las regiones se la devuelven a la ministra. Y el presidente de la República afirma que "todos somos responsables"; o sea nadie.
Ante el fracaso del modelo de descentralización, el presidente ha respondido con dos propuestas: endurecer las penas y tratar a los transportistas en falta como criminales (poco le faltó para pedir pena de muerte), y recuperar la función de administrar el sistema de transportes.
Lo ha dicho bien el especialista Edwin Derteano consultado por El Comercio: “La gravedad del tema obliga al ministerio a tomar medidas reales que se usan en otros países y que verdaderamente reducen los accidentes: educación vial, control y record de brevetes, revisiones técnicas, programa de renovación vehicular, etc. No así las medidas aisladas de bajo costo de implementación que el ministerio pretende aplicar”.
Escuche bien, señorita ministra de Transportes: acciones combinadas de corto y largo plazo. No medidas efectistas para la televisión.
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2 comentarios:
considero que a esa ministra, ya no se le puede pedir más.
la verdad es que el presidente debe poner a una persona que tenga la capacidad que se requiere para ese cargo.
es un ministerio grande, importante, con muchas responsabiliades, y ella no está a la altura de las circuantancias...
creo que q pedirle reflexión y medidas estructurales y no efectistas, es - ente caso- pedirle peras al olmo.
La ministra no sólo debe ponerse pantalones.... debe usarlos, jajaja.
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