El Presidente Evo Morales ha decidido tensar su país hasta el límite. Contra viento y marea pretende aprobar una Constitución que tiene muchos cambios, entre ellos, su reelección indefinida. El plazo vence este viernes 14.
La imagen de una Bolivia dividida nunca ha sido más elocuente. En Oruro grupos de campesinos, mineros y cocaleros cuidan el desarrollo de la asamblea constituyente instalada con 164 representantes del partido oficialista MAS, de un total de 255. Mientras, en Santa Cruz, los huelguistas de hambre que se rebelan ante la Constitución que consideran espúrea, sobrepasan los 600.
Cinco de los nueve departamentos que tiene Bolivia han amenazado con desconocer la nueva Carta Magna y declarar el 15 de diciembre la autonomía de sus pueblos. Un contrasentido, a juzgar por el primer artículo aprobado a las 00:45 horas: “Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho plurinacional, comunitario, libre, autonómico y descentralizado, independiente, soberano, democrático e intercultural”.
Según reportes de prensa, el debate sobre el articulado es breve y sin mayor profundidad; una pantomima para cumplir el requisito legal de aprobarlo previa discusión política.
El revés político sufrido por Chávez en Venezuela no ha amilanado a Evo quien, por el contrario, ha respondido con convocar a un referendo revocatorio que defina la continuidad no sólo de la Presidencia de la República, sino de lo prefectos de los 9 departamentos.
Recientemente el relator especial de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Rodolfo Stavenhagen, estuvo doce días en Bolivia conversando con autoridades del país y visitando las regiones para comprobar directamente el trato a las comunidades indígenas bolivianas.
El relator encontró expresiones racistas más propias de un país colonial que de un estado democrático moderno, en especial contra las mujeres. Y concluyó que existían actos de discriminación y racismo entre la clase política y los medios de comunicación. El informe es oportuno y pone sobre el tapete uno de los temas de fondo de Bolivia.
Si hay una fractura en el país altiplánico esta es primero social antes que política. Precisamente la nueva constitución plantea avances respecto al derecho a la tierra que, lamentablemente, han quedado desvirtuados ante otros artículos copias de deseos vitalicios en el poder.
Si las constituciones son un pacto de la sociedad, un conjunto de reglas, fruto del diálogo y el consenso, éste requisito no se cumple en Bolivia, donde la nueva Carta Magna, por el contrario, ha profundizado la división de los pueblos del altiplano.
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Constitución del MAS ahonda crisis social y división del país
ResponderBorrar• Nueva Carta Magna es un “manifiesto político” viciado de nulidad por flagrante transgresión a la Ley de Convocatoria.
• Cruceños protestaron anoche en la plaza 24 de Septiembre y anunciaron promulgación de su Estatuto Autonómico para este sábado.
La bancada del Movimiento Al Socialismo (MAS) y sus aliados aprobaron ayer, cerca al mediodía, la nueva Constitución Política del Estado, tras incurrir en una serie de transgresiones a la Ley de Convocatoria y sin la presencia de la oposición que calificó al texto de “ilegal”.
En medio de abrazos y luego de cantar el Himno Nacional, asambleístas del MAS y de otras agrupaciones ciudadanas y políticas, se dieron un abrazo y consideraron que con la nueva Constitución “se funda una nueva nación”.
Ante la falta de los dos tercios del total de los constituyentes, necesaria para la aprobación final en detalle, la Directiva del foro hizo aprobar una resolución que daba como válido sólo el cómputo de los dos tercios de votos sobre la base de los asistentes en sala, con lo cual el MAS allanó su principal dificultad para consumar la aprobación de su texto constitucional.
El constituyente oficialista, Carlos Romero, dijo que debido a que la oposición se autoexcluyó y no participaba de la sesión, y que el oficialismo no tenía los dos tercios necesarios para aprobar el texto, los asambleístas decidieron cambiar las reglas del juego.
Este recurso fue tachado de ilegal por la oposición y la dirigencia cívica de cinco departamentos, que anunciaron que no acatarán la nueva norma y que impulsarán una “desobediencia civil”, pues la nueva Constitución carece de consenso nacional.
Los prefectos de Santa Cruz, Tarija, Beni, Pando y Cochabamba expresaron su rechazo a la nueva Carta Magna que no es sólo “ilegal”, sino que pretende causar una mayor división en el país.
El prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, afirmó que ésta es una muestra de la forma dictatorial y antidemocrática de cómo Evo Morales y su partido pretenden dividir al país al imponer sus caprichos.
La nueva Carta Magna boliviana es calificada por varios sectores como “indigenista y estatista” y no incluye la reelección indefinida como pretendía el Presidente de la República, sino por un solo período.
En el caso de Morales éste podría hacerse reelegir en una votación que debe ser convocada en los próximos 180 días, y que en caso de ganar esto se contaría como primer periodo. Luego puede ser reelegido una vez, lo que teóricamente le permitiría gobernar durante un máximo de diez años más.