El levantamiento de las comunidades indígenas contra los decretos legislativos que modifican su relación con la tierra es el más duro golpe a la política del “Perro del hortelano” propuesta por el reconverso presidente Alan García.
La relación de las comunidades indígenas de la selva con la tierra es cultural antes que económica. Y esto es no sólo un diferente punto de vista, sino un esquema de pensamiento distinto.
Para comunidades como los achuar, machiguengas, candoshis, huambisas o asháninkas el concepto de libertad para comprar o vender sus tierras, no se entiende. El comercio de libre mercado carece de lógica entre poblaciones que se mueven en una economía primaria pre capitalista.
Son dos mundos diferentes. Uno, el expresado por la propuesta presidencial de potenciar el desarrollo vía la inversión de capitales privados nacionales o extranjeros y la libre disponibilidad de tierras, frutos, bosques, minerales, animales. Otro, el unido a cosmovisiones ancestrales.
La palabra desarrollo no suena igual en ambos lados de la mesa. Para unos es integración al mundo moderno. Para los otros es invasión a sus costumbres. Vargas Llosa reflexionó sobre esta paradoja en El Hablador. ¿Podemos condenar a estos connacionales a seguir viviendo con taparrabo toda su vida y condenar a sus hijos a no disfrutar de los avances de la libertad, la democracia y el desarrollo?
Pero ¿alguien se ha preguntado primero si esas comunidades nativas quieren vivir a nuestra manera? ¿No se ha llegado acaso a un acuerdo de mutua exclusión con los No Contactados al dejarlos vivir libres por el bosque sin hacer nada más que mirar sus débiles e inocuas flechas cuando los detectan nuestros helicópteros?
No es la ideología lo que ata al hombre de la selva, como sostiene la propuesta del Perro del Hortelano. Es la cultura. Y esto es lo que protege legislación como el Convenio 169 de la OIT. Las minorías étnicas deben ser consultadas ante cualquier cambio de legislación que altere sus formas de vida.
El decreto legislativo 1015 y su modificatoria 1073 cambia la organización de las comunidades nativas. No sólo la forma de votar. Estos decretos facilitan la enajenación de las tierras, lo que significa que, en la práctica, se puede desligar a las comunidades de su vínculo cultural con la tierra. Esto es lo que se llama identidad cultural; el derecho que tienen las comunidades a vivir según su propia forma de entender y ver la vida. Algo difícil de comprender desde una óptica occidental y cristiana.
Alan García: Derogatoria de decretos condenaría a campesinos a un siglo más de miseria
ResponderBorrar19:16 | El presidente de la República afirmó que sería un grave error dejar sin efecto las leyes a favor de las comunidades nativas. Hay mucho temor al cambio, consideró
(Andina).-El presidente de la República, Alan García, afirmó que la derogación del Decreto Legislativo 1015 sólo conseguiría condenar a un siglo más de pobreza a los campesinos y las comunidades nativas de nuestro país.
"Hay mucho temor al cambio. Yo creo que es un grave error y cumplo proponiendo las cosas (D.L 1015) y, como dije, es un error histórico no comprenderlo y se condena a un siglo más de miseria a los campesinos."
Explicó que dicho decreto lo que buscaba es que los propios pobladores de una manera moderna y democrática, decidan lo mejor para ellos. Indicó que en la actualidad para tomar alguna decisión importante en las comunidades indígenas y nativas, se requiere la aprobación del 66 por ciento de sus miembros, modalidad que se impuso hace 4 siglos y que mantiene en el atraso a dichas comunidades.
García indicó que en tiempos modernos en un sindicato u otra institución, se requiere el 50 por ciento más uno para tomar decisiones importantes, y a esto apuntaba el D.L 1015.
"¿Cómo estarían las empresas en el Perú si se estableciera que se necesita el 70 por ciento de los votos para una decisión? ¿Cómo estaría el Banco de Crédito? Cómo estarían si de una manera discriminatoria se impone una hipermayoria para tomar decisiones. Simplemente no hubieran crecido, tecnificado o tomado una decisión", indicó.
En pleno siglo XXI no podemos, so pretextos culturales, defender que se creen reservaciones. Tampoco por una mala comprensión de los intereses de una minoría, afectar a los de todo del Perú. Hay que abrir las tierras al mercado y a la inversión, terminando con formas comunitarias retrógradas.El modelo económico, en este caso liberal, debe ser uno para todo el país.Hay que, además, restablecer el principio de autoridad; y no ponernos a temblar ante pintura de guerra y flechas. El Congreso, que busca levantar su alicaída imagen, no debió meterse jamás en esto. Ahora ya sabemos cual es el camino: violencia cuando no nos guste algo y correr a la Plaza de la Inquisición, para que deroguen las leyes que nos incomodan.
ResponderBorrar¿Son los nativos peruanos, extranjeros en el Perú? ¿Se sienten realmente que pertenecen a un país, un territorio y una Nación?
ResponderBorrarEste es el punto de partida para analizar los alcances de sus demandas.
P.L.
Ok bacan, pero estos nativos pueden vivir como les de la gana en medio de la selva; pero 45,000 personas no pueden disponer de un latifundio tan extenso, ya eso es un privilegio. Es casi un territorio propio. Tampoco, tampoco
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