El mundo asiste a un nuevo paradigma. El libre mercado ha sido puesto en el diván, acusado de no resolver por sí solo todas las cosas. En situaciones de crisis –como se acaba de ver- necesita del Estado.
Estados Unidos y Europa inyectaron miles de millones de dólares y euros del tesoro público a bancos y financieras privados declarados en bancarrota debido al crecimiento desproporcionado de créditos burbuja que se inflaron hasta volverse impagables.
En este nuevo paradigma la política acude en auxilio de la economía, acabando con el reinado del sofisma liberal de que el mercado lo puede todo y que el Estado, lo mejor que puede hacer, es no intervenir en la Economía.
Pero, mientras el debate académico se instala en el mundo, las consecuencias de este nuevo orden se sienten de manera real en el comportamiento de los mercados desarrollados.
Tardará un tiempo recuperar la confianza en el mercado. Mientras eso ocurra, una ola recesiva se instalará en el mundo, esperándose un mayor impacto en nuestros dependientes mercados subdesarrollados, encendiendo el botón de alerta de los tableros polìticos.
El primer mundo comprará menos y nosotros pagaremos los platos rotos. En este escenario, el Perú deberá resolver si aplica una política económica contracíclica –es decir, el Estado suelta dinero para amortiguar la recesión- o, si por el contrario, espera con la billetera cerrada cuidando que no se desboque la inflación.
Inflación o recesión parece ser el dilema.
Agreguemos a ello el factor popularidad presidencial y entenderemos la magnitud del problema.
Si se acelera el gasto público, se calienta la economía y se genera más inflación. Si no se hace nada, nos devorará la recesión y el desborde popular será inminente.
¿Qué ha decido el Presidente García?
Pues algo muy cómodo. Retroceder sus piezas partidarias. Llamar a Yehude Simon. Y dejarlo que asuma y comparta la responsabilidad de enfrentar este dilema político-económico.
La recompensa bien vale la pena: el fracaso y la salida inmediata empujado por la agudización de la crisis… o el éxito en la gestión y la candidatura presidencial asegurada. Es un juego de todo o nada. No hay término medio.
Los presidentes regionales han dado un ultimatum: esperan una definición del MEF para que no recorte el presupuesto de este año, hasta el lunes 27, de lo contrario, rompen el diálogo.
ResponderBorrar¿Qué hará San Simón?...
"EL COMERCIO" YA DECIDIO:
ResponderBorrarENTRE RECESION E INFLACION... PERFIERE INVERSION PUBLICA:
EDITORIAL 22/OCT/2008: "Es momento de definiciones y deslindes, por lo que el tema debe tener prioridad en el plan de gobierno que debe presentar ante el Congreso el nuevo jefe del Gabinete, Yehude Simon.
Si la prioridad es crecer, crear empleo masivo y digno, reducir decididamente la pobreza y mejorar la calidad de vida de los peruanos, pues eso no llega por arte de magia. Exige un flujo continuo y cualitativo de inversiones, lo que a su vez demanda el mantenimiento del modelo económico, reglas de juego claras y estabilidad política y jurídica..."