Los partidos han ingresado a un baile frenético de sillas musicales. Se mueven de un lado a otro de la sala haciendo y deshaciendo pactos, acuerdos o alianzas para evitar quedarse fuera del baile electoral 2011.
No importa el ritmo que cada uno domine. Todo se conversa, todo se consulta, todo se negocia.
Los líderes están a la orden del día. Listos para escuchar propuestas y listos también para desconocerlas.
Son decisiones que pasan por personas, más que por instituciones; resultado de tener partidos caudillistas o una política antropromorfa.
¿Qué negocian estos caudillos? ¿Programas de gobierno? ¿Visión de país? ¿Puntos de vista concordantes? No. Urgencias más terrenales: planchas presidenciales, cupos al Congreso, puestos ejecutivos.
Nada malo, por cierto. Pero también, nada más, lamentablemente. Sumas por un lado, restas por el otro, el final de una conversación marca el inicio de otra. Y así van apareciendo los grupos, las alianzas, que tienen al 11 de diciembre como fecha tope para su formación. Oído a la música…
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