La frase no podría ser más reveladora. El PPC sigue siendo un club exclusivo. Un coto cerrado donde la política está reservada a un grupo selecto que ante la demanda de apertura y cambio de nuevos clientes “se reserva el derecho de admisión”; es decir, decide quién entra y quién no.
Y a juzgar por lo ocurrido este fin de semana, a Daniel Córdova le han tirado un portazo en las narices. El caso del economista es digno de tener en cuenta. Profesional a carta cabal, decidió un buen día que debía hacer política por la vía institucional, o sea a través de un partido político. Estudió las alternativas y encontró que la doctrina socialcristiana del PPC se acercaba a su pensamiento.
Entonces, hizo lo que ha hecho en la empresa privada. Realizó un análisis FODA del partido y pidió una cita con Lourdes Flores para explicarle por qué quería formar parte del PPC y qué debía hacer el partido para estimular su crecimiento.
Después de oírlo --cuenta Córdova-- Lourdes le propuso que en lugar de ingresar como militante de a pie, pensara en encabezar una fórmula presidencial.
Y aquí cambió la historia.
Córdova se la creyó, llamó algunos amigos, rompió el chanchito y utilizando modernas técnicas de marketing político desplegó una campaña política y publicitaria en medios para tentar la candidatura.
La respuesta ha sido furibunda. Le han dicho cosas como que está más perdido que un consumidor de crack en Nueva York. Fuerte.
¿Por qué reacciona así el PPC? ¿No es acaso positivo que el partido abra sus puertas a profesionales serios como Daniel Córdova? Sí y no. Es positivo, claro, que la gente decida hacer política institucional, que milite en un partido político y que canalice dentro de él sus expectativas.
Pero lo que no está bien es hacerlo de la manera en que Córdova asumió la tarea. Hacerlo sin lograr consensos al interior de la agrupación y presionar desde afuera a través de entrevistas en medios y con una fuerte inversión en publicidad, no es una buena manera de tocar las puertas a un club político para decirle: oye, aquí está tu candidato salvador a la Presidencia de la República.
En el Perú no existe esta costumbre. La campaña de Córdova parecía casi, casi, una lucha por las primarías en los partidos Demócrata o Republicano de los Estados Unidos. Un despliegue inusitado que alteró los nervios en un partido conservador y familiar como es el PPC.
¿Analizó Córdova los grupos de poder al interior del partido? ¿Tabuló adecuadamente el peso de la familia Bedoya? ¿Ponderó en su justa medida los poderes intermedios, emergentes o personales dentro del PPC?
No del todo, a juzgar por los resultados. Tampoco fue una buena movida presentarse como independiente cuando aún figuraba como miembro activo en los padrones del Partido Renovación de Rafael Rey. En política estos descuidos no se perdonan.
Su propuesta audaz de ir sin alianzas –descartando a Solidaridad Nacional como acaba de aprobar la dirigencia nacional del PPC- no hizo más que apurar los apetitos internos de los caudillos partidarios.
Muchos errores de partida, como para empezar una carrera política en un partido político consolidado. No es mal negocio, sin embargo, haber movido el cotarro y alcanzar 2% en la más reciente medición de Ipsos Apoyo. Lo que le alcanza para iniciar el sueño del partido propio… para las próximas elecciones.
Salvo que persevere y, como ha dicho Raúl Castro, "al terminar la elección presidencial hay que darle oportunidad de inscribierse en el PPC, no para que gaste 100 mil dólares en una semana en avisos tomando el nombre del partido, sino para que se ensucie (los zapatos) y recorra el país".
Es evidente que midio poco, hay cosas en la politica que no se pueden obtener solo con dinero, como por ejemplo la autoridad legitima y el reconocimiento social.
ResponderBorrarhola!!!!
ResponderBorrardesde argentina queria dicirte que tienes muy buena info y un agradable blog.
saludos y sigue asi con todos tus proyectos