La reciente visita del Presidente García al Japón fue vendida como el inicio del restablecimiento de nuestras relaciones bilaterales, luego de un cierto “enfriamiento en los últimos años”. La idea que se deslizó fue responsabilizar al gobierno anterior de dicho distanciamiento. Pero el embajador de Japón en el Perú, Suichiro Megata, acaba de revelar las verdaderas razones:
- ¿A qué se debe el estancamiento de nueve años del Cepeja?, pregunta El Comercio.
- En gran parte al fenómeno terrorista de 1990 y por la toma de la residencia del Japón en 1997. Muchas empresas japonesas se retiraron del Perú. Y el tema de Fujimori (…) Ahora la sociedad peruana goza de estabilidad. Tenemos buenas condiciones para que el Perú y Japón sean buenos socios, aprovechando el vínculo histórico y el beneficio mutuo.
El asesinato de tres ingenieros japoneses Seibun Kinra, Hiroshi Nakanishi y Kiyotada Miyagawa el 12 de julio de 1991 en la Estación Experimental “Donoso” del Instituto Nacional de Investigación y Extensión Agraria, en Huaral, fue devastador para la cooperación internacional. El Programa de Expertos y Voluntarios que tanta ayuda prestaban en las zonas pobres del Perú fue suspendido de inmediato hasta hoy. Las inversiones privadas japonesas jamás llegaron, ni siquiera en el tiempo de Fujimori.
Lo que se mantuvo fue la cooperación económica y financiera de Japón hacia el Perú. El comercio también siguió su curso siendo incluso favorable al Perú.
Según cifras de la Comisión para la Promoción de Exportaciones (PROMPEX), el intercambio comercial entre ambos países fue ascendente, registrando un crecimiento promedio anual de 8.5%. El 2006 se llegó a un valor de US$ 1,716 millones, 68% más que lo intercambiado el año anterior.
“La balanza comercial mostró un comportamiento mixto, con una tendencia positiva para el flujo comercial peruano, que el año 2006 terminó con un saldo a favor de US$ 744 millones. Asimismo, las exportaciones a Japón llegaron en ese mismo año a la cifra récord de US$ 1,230 millones, 103% más que el 2005”, precisa Prompex.
El mercado japonés se constituyó en el sexto más importante para las exportaciones del Perú.
En el plano internacional, Perú y Japón compartieron asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El 5 de julio de 2006, Corea del Norte hizo pruebas con misiles, lo que alertó al Japón. Perú se constituyó como país co-patrocinador de una Resolución condenatoria, la cual fue aprobada por unanimidad en el Consejo de Seguridad, fortaleciendo su relación con el país del Sol Naciente.
Como bien dijo, Terusuke Terada (el negociador japonés durante la toma de la residencia del embajador de Japón en Lima), en diciembre de 2006 durante una charla en la Academia Diplomática del Perú, “en realidad, el Gobierno del Japón, durante estos últimos cinco años ha continuado brindando al Perú su Asistencia Oficial al Desarrollo, cuya magnitud es sólo superada por los Estados Unidos. ¿Sorprendidos? Parece que la sorpresa es mayor en aquellos que creían conocer muy bien las relaciones bilaterales entre el Perú y el Japón”.
No sólo se brindó cooperación reembolsable de manera estable, sino que también asistencias para proyectos comunitarios y un gran número de cooperación no reembolsable cultural.
“Si observan con atención podrán comprender que el Gobierno del Japón ha venido realizando su cooperación sin importar quién fuera el presidente, sea éste descendiente japonés o no”, agregó Terada.
El otro problema del enfriamiento político entre Perú y Japón fue Fujimori. Y eso, claro, se notó durante el encuentro que sostuvieron en China el presidente Toledo y el entonces Primer Ministro Kunichiro Kouzumi en octubre del 2001, en el marco de la Cumbre APEC. Pero esa es otra historia…
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