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23 abril, 2013

La coherencia de una decisión



Todavía hay muchos dentro y fuera de casa a quienes cuesta creer que la conducta de Alejandro Toledo de proponer la autorización de viaje del Presidente de la República y defender la democracia en Venezuela es perfectamente coherente.

Quizás es difícil explicarlo debido no solo al escaso conocimiento en derecho constitucional de muchos políticos, sino a la presión que existe en diversos sectores para dinamitar el apoyo a la gobernabilidad que asumió Perú Posible.

Pero, como dijimos en un post anterior, la postura de Toledo es coherente con la defensa de la Constitución y la Democracia.

Los viajes del presidente se relacionan a las actividades generales del primer mandatario. Es un mecanismo procedimental que ha estado en todas las constituciones que ha tenido el Perú. El espíritu de esta norma no está relacionada a la capacidad de ejercer control político sobre la política exterior, pues esta materia es una atribución presidencial.

El permiso del Congreso al presidente para ausentarse del país está relacionado con nuestra historia de posibles fugas. Como sostiene el especialista Mario Castillo Freyre, citado por Juan de la Puente, “es un mecanismo de previsión frente a probable dispendios de los recursos del Estado y a la falta de decoro del presidente en su comportamiento fuera del país”.

Los medios y los políticos con cabeza caliente han interpretado el poder de autorización que tiene el Congreso sobre los viajes del presidente como un poder de veto. Es decir, un mecanismo para decidir qué puede o no puede hacer el jefe del Estado en materia de política exterior. Eso puede funcionar –y de hecho así ha sido– para las tribunas. Pero es una postura demagógica, no constitucional.

El otro punto es que el propio presidente Alejandro Toledo en su momento fue víctima de este exceso parlamentario-mediático. Los grupos opositores de entonces ponían mil y un trabas y se negaban a concederle permiso para viajar al exterior y realizar gestiones y lograr el Tratado de Libre Comercio con diversos países.

Las razones que aducían los opositores de entonces eran de orden ideológico. Decían que el TLC era entreguista, parte de la política imperialista global, que sería un desastre para los agricultores locales. Es decir, proponían impedir que el presidente de la República llevara adelante no solo un aspecto sustantivo de su política comercial exterior, sino de la base económica. Cada solicitud de permiso para salir del país era un parto. Pero jamás se le pudo negar un permiso. Esto no ha ocurrido en toda la historia republicana.

Por supuesto que el control politico del Congreso se puede ejercer en todas las materias. Y por supuesto que corresponde a los grupos opositores expresar su desacuerdo en cómo el gobierno maneja la política exterior o la política comercial. Fue en base a este derecho que la oposición de entonces se opuso a la firma del TLC e incluso hubo un candidato que prometió retirar la firma del presidente Toledo, cosa que finalmente no hizo, sino que puso la suya al costado.

El Congreso tiene expedito el camino para interpelar al ministro en cuestión, invitarlo a informar, llevarlo a la estación de preguntas o, eventualmente, proponer su censura. Lo que ahora hay que analizar es si esto conviene o no al país, pero, ese es el camino que tiene el Congreso para ejercer el control político en esta materia. No cabe, por tanto, inferir que el Congreso puede negar el viaje al exterior del Presidente de la República como parte del control político de las relaciones exteriores. Eso no es control político. Eso es pose para las cámaras y las tribunas.

En resumen, al gobierno hay que fiscalizarlo por sus actos. Por sus acciones y resultados. Teniendo en cuenta nuestra porpia experiencia en la materia, no se puede impedir que el Presidente de la República viaje al exterior. Es una prerrogativa que el primer mandatario puede usar o no. Eso fue lo que dijo Toledo. Dejó la decisión en manos del presidente. El presidente Humala pudo no viajar. Prefirió hacerlo. Ahora tendrán que activarse los mecanismos de control politico que existen. Eso es asumir los costos políticos de esa decisión. Y eso es también respetar los mecanismos de la democracia.

Por último, se han cargado injustamente las tintas contra Perú Posible señalando que sus votos fueron decisivos para otorgarle el permiso al Presidente. Falso. Los votos de Perú Posible no hubieran cambiado el curso de la votación así se hubieran expresado en contra. El resultado de la votación fue 53 votos a favor versus 36 votos en contra. Ese día votaron 5 congresistas de Perú Posible. Si se hubieran abstenido la votación hubiera sido 48 votos a 36. Viaje aprobado. Y si hubieran votado en contra el resultado hubiera sido 43 votos a favor versus 41 contra. De todas formas, el presidente Humala viajaba.



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