Ha habido confusión y tergiversaciones interesadas
sobre la posición de Perú Posible en el caso Venezuela. Es producto de la
levedad de la política peruana, esa manera ligera de entender las cosas y
actuar en caliente.
No se ha querido entender la posición
principista de Alejandro Toledo de respetar la atribución presidencial de
viajar al exterior con su opinión de fondo sobre el proceso electoral
venezolano.
Haciendo una cabriola increíble, algunos
saltaron de aprobar en el Congreso la salida del presidente a Venezuela a
respaldar la elección de Maduro.
Y así resultó que fujimoristas aparecían como
“defensores de la democracia en Venezuela”, mientras que los peruposibilistas
eran empujados, casi, casi, a ser cómplices del chavismo. De locos.
La carta de Alejandro Toledo aclara las
intenciones malsanas de sus enemigos de siempre.
Allí el líder de Perú Posible señala que una
cosa es ser respetuoso de la
Constitución y coincidir en que el presidente tiene el derecho de solicitar
permiso a la representación nacional para viajar fuera del país, y otra muy
distinta es “inferir que con esa acción se avala o se entrega carta blanca a un
proceso electoral irregular y a todas luces no transparente”.
Toledo ha sido uno de los pocos que alzó su
voz tempranamente sobre el proceso electoral venezolano. Junto a un grupo de ex
presidentes de la Región, lideró esfuerzos de organizaciones de la sociedad
civil latinoamericana para exigir elecciones limpias y transparentes, sin
trampas, en Venezuela con presencia de observadores internacionales.
Firmó una carta en ese sentido y dio entrevistas a diversos medios principalmente de Venezuela, Colombia y España.
Los medios en el Perú estaban en otra cosa, ocupados en temas locales.
“Si el Presidente de la República quiere
viajar a Venezuela que asuma su responsabilidad política ante el país. Que
asuma los costos de apoyar a un gobierno ilegítimo cuyo dudoso origen ha sido
denunciado por las fuerzas democráticas de Venezuela y de la comunidad
internacional”, ha referido Toledo en su carta.
Y esa es una posición correcta.
De aquí en adelante corresponde analizar el
rol que jugará el Perú en el contexto geopolítico regional y ver de qué lado se
coloca. Es el papel del presidente y su partido. Para eso ganó las elecciones. Pero
también es su responsabilidad.
Corresponde al resto de fuerzas políticas
expresarse públicamente sobre este rol. Y siempre se podrá estar a favor o en
contra. Si se discrepa, se dirá. Si se cree conveniente pasar de la crítica a
la acción, se hará.
Pero que nadie se rasgue las vestiduras
presentando muñecos donde no los hay o armando situaciones inverosímiles donde solo
hay principios y coherencia en la forma de ejercer la política.
Como ha remarcado Toledo, “La
defensa de la Democracia es mi compromiso de vida y sobre eso nunca cambio, ni
cambiaré”.
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