Que el 38% de los votos de Lima –alrededor de 2 millones 400 mil ciudadanos– sean
votos nulos y abstenciones indica la apatía, el desgano y la poca motivación
que tuvieron estas elecciones complementarias municipales.
Es al mismo tiempo un hastío frente a la
clase política. Frente a un grupo de partidos, principalmente el Apra y
Solidaridad Nacional, que pretendieron a toda costa, por motivos non sanctos, socavar
a la alcaldesa de Lima, sin importar los auténticos intereses de la ciudad.
Para ello utilizaron la controvertida figura
de la revocatoria que, en el caso de Lima, ha sido clarísimo que ha resultado
más un mecanismo de vendeta política que una figura de mejora del sistema de
representación municipal.
La responsabilidad de esta ausencia de
electores es también de los medios de comunicación, desinteresados de los
asuntos locales, sin espacios para las listas y propuestas presentadas, que nunca
lograron colocar el tema de la elección de nuevos regidores en su agenda
diaria.
Los revocadores no cumplieron su objetivo
mayor, esto es, retirar a la alcadesa, pero, en cambio, han logrado modificar drásticamente
la composición de las fuerzas políticas al interior del concejo, abriendo un
escenario incierto.
Tenemos ahora a una alcaldesa sin mayoría
municipal, o en el mejor de los casos, con una mayoría fraccionada y precaria, obligada
a lidiar con un PPC que como primer punto de agenda, ha pedido nada menos que la
cabeza del gerente general. Y va por más.
El PPC será a partir de ahora co-rresponsable
de lo que haga o deje de hacer el gobierno de Lima. Pero que sepa este partido
que su 30% obtenido el pasado domingo es ficticio. No solo por el alto nivel de
ausentismo y votos nulos, sino, principalmente porque en esta contienda
municipal no participaron ni el Apra ni el Fujimorismo.
De manera que, una vez más, podemos decir que
la política jugó su peor partido. Un partido en el que los revocadores de ayer
cumplieron su objetivo de quebrar la conducción del nuevo gobierno de izquierda
democrática que había ganado Lima con Susana Villarán.
Las elecciones más apáticas de la corta historia
electoral peruana, han colocado a la derecha –en el principal escenario electoral
del país–, en una situación ambivalente; bien sea para actuar o trabar. La
ciudad, pues, está fraccionada y notificada.
El pueblo no debe olvidar a Garcia, Castañeda y al impresentable de Tulio Gutiérrez. A ellos les debemos este despelote.
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