Las mujeres hace tiempo perdieron el miedo. Y su valentía nos empuja al cambio.
La
marcha de ayer #Ni Una Menos es solo el corolario de una serie de avances que
ha tenido la mujer en la lucha social por el derecho de género.
En
sencillo, derecho de género es reconocer la igualdad de derechos (y de
oportunidades) que tienen tanto el hombre como la mujer.
No
es igualar ambos géneros en su naturaleza diferente y complementaria. Es
igualar el rasero legal que las sociedades acuerdan para cautelar los derechos
sociales, económicos y políticos de ambos géneros.
Sin
discriminación. Ni diferencias.
Pero
su resonancia es mayor.
Lo
que de aquí en adelante se espera es una respuesta contundente y eficaz de
parte del Estado.
Ha
sido alentador que #Ni Una Menos, contara con la presencia de todo el
Ejecutivo, encabezado por el Presidente de la República y el Presidente del
Consejo de Ministros.
Esto
debe traducirse en propuestas concretas en el ámbito penal, judicial y sectorial.
La reunión del próximo Consejo Intersectorial de Asuntos Sociales (CIAS), por
ejemplo, debiera acordar aumentar el presupuesto del Ejecutivo para implentar
las políticas en favor de la mujer.
Pero
el esfuerzo debe venir también de la sociedad.
Esas nuevas 500 comisarías que el Ministerio del Interior ha anunciado
construirán los empresarios privados asociados a Asbanc, mediante el
programa Obras por Impuestos, podrían disponer en su diseño un espacio para que
allí funcione un Centro de Emergencia Mujer,
El
Estado puede ayudar a las universidades en el diseño de cursos ad hoc para
capacitar a policías, fiscales y jueces en protocolos de atención a casos de
mujeres víctimas de la violencia.
Esto
ayudaría a no repetir casos de atentados a la dignidad humana como el ocurrido
en el aeropuerto contra una mujer acusada a burrier a quien hurgaron sus partes
íntimas en busca de droga.
Las
marchas ayudan a sensibilizar las dimensiones de un problema social. Generan el
espacio para abrir debate y encontrar soluciones. Repercuten en medios de
comunicación. Impactan en quienes toman decisiones.
Es
hora de pasar a la acción. Avanzar de la protesta a la propuesta. Y en esa
dirección parece que empezamos a caminar como sociedad. El primer paso fue
perder el miedo y salir a las calles. Ahora viene lo mejor. Construir políticas
públicas y generar un cambio.
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