Hay un ambiente diferente en esta
eliminatoria Rusia 2018. Lo veo en las calles, en las oficinas, en los buses,
en los restaurantes, en los paraderos. En el ánimo de la gente, en su forma de mirar,
en el talante optimista alrededor de los kioskos de periódicos.
Se entiende el entusiasmo colectivo ante la
posibilidad bastante cercana de lograr la ansiada clasificación al mundial de
fútbol. Han pasado 36 años y se ha sufrido mucho.
Pero es algo más. Es más que un estado de
ánimo o buen humor. Es una mezcla de sentimiento de orgullo y elevada
autoestima.
Es como una ráfaga de confianza y seguridad
que cruza todas las edades y todos los sectores sociales, que desborda tanto en
hombres como en mujeres y que su signo de identidad más evidente es vestir a diario la
casaquilla nacional.
Antes los he visto hacerlo, pero el día de los partidos o para ir al
estadio. Esta vez es diferente. Hoy la gente viste la blanquirroja para ir a
sus trabajos, a sus centros de estudio o a donde sea. Lo hacen como señal de
identificación y alegría de algo que sienten a punto de alcanzar.
Son los verdaderos peruanos camiseta que
desbordan las fronteras y que se apoderaron de Ezeiza para recibir a la selección en un ambiente seguro. Los periodistas argentinos reconocieron que jamás selección extranjera
alguna fue recibida de esa manera en Buenos Aires.
No es triunfalismo. Es deseo de triunfo. No
es celebración. Es deseo de hacerlo.
Es también un reconocimiento al esfuerzo de
un grupo de muchachos que trabajó en silencio, sin escándalos y sin
favoritismos; esto último, mérito de un técnico inteligente y reposado como
Gareca que logró transmitir a la afición la sensación de trabajo meritocrático
y sin argollas.
"No hemos ganado nada", dicen los
jugadores cuando la prensa le acerca los micrófonos. Y es verdad. La respuesta
que todos esperamos la tendremos recién este martes. Allí veremos si estos
jóvenes logran coronar el sueño de más de 30 millones de peruanos.
Es un ambiente diferente, no cabe duda. Se
respira un aire nuevo. Hay una nueva generación de jugadores más plantados en
su carrera, que en la farándula, más profesionales y, esperemos, más globales. Como si todos estuviéramos en modo fútbol.
Mientras más lejos lleguen, más peruanos camiseta tendremos.
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