Cada vez es menos inusual que se posterguen elecciones debido a la pandemia. 34 países lo hicieron a fines de marzo de este año cuando el pico de la enfermedad estaba en Europa. Elecciones generales, parlamentarias, plebiscitos; el covid-19 paró la democracia en seco.
Un repaso por Las Américas preparado por IDEA Internacional demuestra que el fenómeno es global. En Río Cuarto, Argentina, se postergaron las elecciones municipales previstas el 29 de marzo para realizarlas el 27 de septiembre 2020.
En Bolivia, las elecciones generales se reprogramaron hasta en tres oportunidades. Ahora se anuncia el 18 de octubre de 2020 como nueva fecha para elegir presidente de la República. En Mato Grosso, Brasil, se postergó una elección suplementaria para elegir a un senador; de abril de 2020 se trasladó al 15 de noviembre 2020.
El referéndum constitucional en Chile planteado para abril, recién se podrá realizar el 25 de octubre de este año. Las elecciones primarias en Paraguay que iban a ser en julio se movieron para noviembre 2020; y las elecciones locales se pasaron para octubre del 2021.
Algo similar pasó en Uruguay. Las elecciones locales (departamentales y municipales), previstas para el 10 de mayo de 2020 han sido reprogramadas para el 27 de septiembre 2020.
De ahí que sean sumamente importante las recientes declaraciones del nuevo jefe de la ONPE, Piero Corvetto Salinas, elegido por la Junta Nacional de Justicia, en medio de un proceso con algunas sorpresas, en el sentido de que las elecciones generales en nuestro país convocadas para el 11 de abril próximo se llevarán a cabo de todas maneras.
En una reciente entrevista (El Comercio 28/8/2020), ante la pregunta de si cree posible una postergación de las elecciones generales, el nuevo jefe de la ONPE responde: “No, de ninguna manera. Nosotros tenemos el compromiso de hacer la primera vuelva el 11 de abril (del 2021) y el 11 de abril se hará la primera vuelta. Estamos trabajando para ello y seguiremos trabajando y lo vamos a lograr, no tenga ninguna duda. Cualquier escollo que exista lo vamos a superar”.
En la misma entrevista anuncia algunos cambios que podrían ser determinantes en el resultado electoral. El más importante es la incorporación del voto adelantado para militares y policías, y el voto electrónico no presencial para peruanos en el exterior. 1 millón 200 mil votos en juego más o menos.
Cerca de 900 mil peruanos están habilitados para votar en el exterior. Y existen casi 300 mil uniformados con derecho a elegir. De estos últimos, entre 100 mil y 115 mil policías y militares no pueden hacerlo debido a que deben cumplir ese día con brindar seguridad al proceso electoral.
Si tenemos en cuenta que la diferencia por la que Pedro Pablo Kuczynski derrotó a Keiko Fujimori en la segunda vuelta fue de menos de 50 mil votos, se entenderá la importancia que adquieren los cambios propuestos por Corvetto Salinas.
Coincidimos en que la pandemia no debe alterar el proceso de recambio constitucional de Gobierno. El Congreso ha hecho bien en extender el plazo de votación a doce horas (de 7 de la mañana a 7 de la noche); y está claro que se requerirá más presupuesto para incorporar medidas de bioseguridad para evitar que los centros de votación se conviertan en focos de contagio.
Está muy bien dejar que cada elector lleve su lapicero, acuda con mascarilla y alcohol y que se programe la convocatoria al centro votación, cerca del domicilio para evitar en lo posible el uso de transporte público, y programar por horas a los ciudadanos, teniendo en cuenta el último dígito del DNI o si tiene o no comorbilidades.
También deberá tomarse en cuenta el criterio de carga viral, que se eleva en ambientes cerrados, para pensar en ubicar mesas de sufragio en espacios abiertos: canchas deportivas, estadios, parques zonales, recreacionales, además de los colegios y universidades de siempre. En casos extremos podrían acordonarse algunas calles —como se hacía en la pre-pandemia los domingos para pasear con la familia— e instalar allí, al aire libre, mesas y cabinas de votación, debidamente protegidas por la seguridad pública.
Toda idea es bienvenida. Necesitamos renovar la conducción administrativa del país. Un nuevo equipo que conduzca la nave. La pandemia ya hizo demasiado daño como para prolongar la agonía y la desesperanza.
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