En este país de desconcertadas, desmemoriadas y malagradecidas gentes, debemos hacer un alto para reconocer las cosas que se hacen bien.
No digo excelentes —nada lo es el mundo humano y menos en la política— pero, al menos, bien.
Me refiero a la meta cumplida por el presidente de la República, Francisco Sagasti, de haber asegurado la compra de 60 millones de vacunas para este año.
En cualquier otra circunstancia, no habría necesidad de reconocer a un funcionario público que solo cumple con su trabajo.
Y entre todos los funcionarios públicos, el primer mandatario —su título lo precede— es el primero de todos los ciudadanos obligado a cumplir con su deber.
Eso es lo que manda la doctrina, el sentido común y el buen gobierno.
Pero en medio de tanta turbación electoral, con tanto miedo de uno y otro lado, con decisiones al borde del abismo, gestos simples como el cumplimiento del deber pasan desapercibidos.
Aplaudimos la labor de los señores de limpieza pública, pero no hacemos nada para juntar en bolsa aparte los restos de nuestros contagiados.
Reconocemos el desempeño de médicos y enfermeras que todos los días le ven la cara al enemigo invisible, pero los insultamos y agredimos si no nos consiguen una cama UCI.
Nos solidarizamos con los millones de venezolanos que han huido de su país, pero subimos el vidrio del carro cuando se acercan a vendernos un caramelo.
Rezamos, pero terminada la misa nuestros pensamientos se inundan otra vez de mezquindad y maldades.
Vivimos en democracia, pero no nos importa pervertirla por un modelo que ha fracasado en todo el mundo.
Amamos la libertad, pero estamos dispuestos a tirarla al tacho por cerrarle el paso al otro.
Presidente Sagasti, gracias por haber devuelto al país, en sus cortos seis meses de gestión, sentido a las palabras confianza y decencia.
Su mayor recompensa será, después del 28 de julio de 2021, caminar por cualquier calle del Perú y tomarse un café sin que la gente lo señale con el dedo.
Como bien ha recordado usted en palabras del mariscal Cáceres: el Perú será grande cuando todos los peruanos nos resolvamos a engrandecerlo.
Reconocer y agradecer es una buena forma de empezar a hacerlo.
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