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22 octubre, 2006

Repliegue táctico; ofensiva fáctica

Carl von Clausewitz en su visión integral “De la Guerra”, señala que el concepto de defensa es el rechazo de un golpe y su característica principal, la espera de ese golpe. Pero no se confunda esta actitud de espera con pasividad o inmovilismo. Clausewitz enseña que esperar tácticamente al enemigo puede ser una acción ofensiva estratégicamente si dominamos la posición o el escenario de la guerra.

“Así la forma defensiva de hacer la guerra no es un escudo inmediato, sino un escudo formado por golpes hábilmente dirigidos”, dice el maestro que ingresó a los doce años al ejército prusiano. En suma, un repliegue táctico, no es, sino, una ofensiva fáctica. Retrocedo pegando.

El general Hoyos ha iniciado un disciplinado repliegue táctico. Y siguiendo las enseñanzas de la escuela –y las de su padre–, ha retrocedido atacando.

Ahora debe prepararse para sostener la ofensiva del comandante general del Ejército, el general Reinoso.

Reinoso ha iniciado sus primeros movimientos. Y para ello ha trasladado el teatro de operaciones del campo mediático, donde lo levó Hoyos, al terreno político.

Sun Tzu recomendaba esto hace 500 años. Analiza el terreno, el campo de batalla y da pelea donde tengas ventajas.

Reinoso ha logrado, por el momento, el respaldo político del partido de Gobierno. La Comisión de Defensa del Congreso meterá sus narices en la denuncia contra la construcción de la carretera a Cabana, primer intento fallido de investigación del grupo de Trabajo de la Comisión de Fiscalización, que pensaba investigar lo mismo.

Reinoso, además, ha logrado empapelar a Hoyos en el Congreso. Informes, memorandums, órdenes y partes obran en poder de los congresistas, esperando soltar un bocado a los ansiosos periodistas, dizque de investigación.

Hoyos debe preparar su descargo por escrito y analizar tranquilamente el poder real de Luis Gonzales Posada en la comisión. El “cabezón” es parte interesada en esta contienda. El abrazo que le dio al ministro Wagner en las escalinatas del Congreso, para la foto de la prensa, podría ser el preludio de un cuchillo afilado en busca de su reemplazo. Gonzales Posada sueña con el Ministerio de Defensa.

No olvidemos que, al fin y al cabo, la guerra es un instrumento de la política. O, como decía Clausewitz, “la prosecución del tráfico político con la intervención de otros medios”. O, más sencillo: la continuación de la política por otros medios.

Detrás de esta batalla, está el poder. El Presidente García no ha dicho una sola palabra al respecto. Ha soltado –para distraer, una vez más- las notas de los ascensos para involucrar a un edecán del Ejército del Presidente Toledo.

No olvidemos esta premisa de fondo: García quiere el control del Ejército. Y si para ello tiene que destruir el estado mayor en pleno conflicto, lo hará.

Ni Hoyos, ni Reinoso se ajustan a sus planes. Cuando ambos se hayan desgastado en esta guerra de guerrillas, el hombre bifronte, que ocupa el sillón de Pizarro, les cortará la cabeza a ambos.

Entonces, sólo entonces, habrá subordinado al resto.

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