Que
Keiko Fujimori y su partido Fuerza Popular hayan decidido esperar la
proclamación del Jurado Nacional de Elecciones, para reconocer la derrota
electoral, y aceptar la victoria de PPK, podría ser más que una mera
disquisición legalista.
Es una
postura válida y estrictamente legal. Pero, en este caso, el mensaje implícito,
puede exceder la forma.
Para
los mal pensados, podría revelar una pequeña cucharada del jarabe amargo que
tiene preparada la bancada naranja para los próximos años.
Si
así fuera, sería un error.
Keiko
tiene la oportunidad de mostrarle al país que realmente ha cambiado y que más
allá de discursos tipo Harvard, es capaz de conducir una bancada mayoritaria
con responsabilidad y pensando en el interés general del país.
No
es necesario un modelo de cohabitación, cogobierno o alianza con el gobierno de
Peruanos por el Kambio. Basta apoyar la gobernabilidad, es decir, permitir que
el Ejecutivo pueda desarrollar su propuesta de gobierno.
O
hacer un esfuerzo real por acercar posiciones en temas claves que la población
espera: recuperación del crecimiento económico, inseguridad ciudadana,
descentralización, lucha contra la corrupción, infraestructura básica. Y apoyar
los temas claves de PPK: educación, salud, agua, rerservorios altoandinos e
irrigaciones, carreteras, acceso al crédito para PYMES.
Si
el alargue que vemos en reconocer la derrota es solo producto del momento –se
debe respetar el luto– o si revela un comportamiento obstruccionista que se
acentuará en el tiempo, es algo que se dilucidará con los días.
Superado
el escenario electoral, la verdadera vena de Fuerza Popular se verá en la
cancha; en su comportamiento frente al ejecutivo.
¿Utilizará
el poder que tiene en el Congreso para censurar gabinetes? Eso tiene un límite
constitucional que ya PPK ha señalado claramente no quiere llegar. ¿Optará por
desgastar al ejecutivo de a pocos, descabezando ministros? Sería demasiado
obvio e igualmente pondría al país en jaque permanente. ¿Negará facultades
delegadas al gobierno si este las pidiera? A la larga podría ser un boomerang y
acelerar el desgaste naranja.
De
manera que lo sensato es empujar el barco en una misma dirección, buscando
llegar en los mejores términos el 2021.
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