22 junio, 2015

Política ficción


Mañana lunes, a primera hora, la presidenta del Congreso, Ana María Solórzano, se reúne con el Consejo Directivo y, sin mayores preámbulos, da cuenta de la sentencia recibida del Poder Judicial que dispone la condena de dos años de prisión suspendida contra el parlamentario Alejandro Yovera, exintegrante de Fuerza Popular, expulsado de esas filas y hoy miembro de la bancada AP-FA.

Sin abrir debate, procede a oficiar al Jurado Nacional de Elecciones para efectivizar el desafuero del parlamentario. Queda en discusión si corresponde o no al JNE convocar al accesitario, en tanto se trata de una suspensión temporal y no definitiva. Hay posiciones a favor y en contra de esta medida. La curul vacía es una posibilidad que empezará a crecer como opción.

Antes de levantar la sesión del Consejo Directivo, los representantes de las bancadas acuerdan retirar sus firmas de la moción de censura que pesa sobre la presidenta del Congreso. Y hacen efectiva su promesa, mediante un documento presentado y redactado de puño y letra que tarda unos minutos en ser rubricado por los legisladores de oposición.

Horas después, casi al borde del mediodía, todo queda listo para desarrollar la sesión plenaria y clausurar la Segunda Legislatura Ordinaria 2014-2015. El único punto de agenda es retomar el pedido de facultades legislativas del presidente del Consejo de Ministros.

Solucionado el affaire Yovera, el premier, Pedro Cateriano, acompañado por siete ministros, llega al Congreso, apenas diez minutos antes de la hora de convocatoria, para evitar el trámite de esperar dos horas y los cafés innecesarios que alteran los nervios. En la última versión del discurso que tiene, la frase “hago cuestión de confianza” ha sido definitivamente borrada.

El debate es intenso pero moderado. El oficialismo pretende apurar el debate y presiona a la oposición para que apruebe en paquete las facultades delegadas solicitadas. La oposición, con el triunfo de Yovera en el bolsillo, vuelve a su punto inicial: ampliar la legislatura y debatir punto por punto el pedido del Ejecutivo. Se produce un nuevo entrampamiento. Se arma nuevamente la trocatinta y se escuchan palabras desde “desaire” hasta “traición”.

Pese a los esfuerzos del oficialismo, la oposición no transa. Se opone a entregar facultades delegadas en todas las materias y la frase “cheque en blanco” sube en el contador de palabras. Insiste en extender la legislatura para debatir tema por tema cada una de las facultades solicitadas.

El oficialismo acusa a la oposición de obstruccionista. Las frases acusatorias suben de tono en uno y otro lado, pero, al final, los votos indican que no hay consenso, sino solo para aprobar la demanda en seguridad ciudadana. Es la única. El teléfono con Palacio de Gobierno se satura. El oficialismo se arrepiente de haber convocado a Junta Directiva más temprano y de haber entregado la cabeza de Yovera.

No queda más ánimo para nada. Se clausura la legislatura y se convoca a la Comisión Permanente para que legisle, según el Art. 43 del Reglamento del Congreso.

El premier se retira y señala que, pese a todos sus esfuerzos, una vez más, el país ha sido notificado de la voluntad obstruccionista de la oposición. Se ratifica en que en este último año se gobernará vía decretos de urgencia. Mientras, en Palacio, se empieza a redactar la convocatoria para una Legislatura Extraordinaria. 

El clamor ciudadano –primero en redes, luego en las calles– es que de una vez por todas nos dejemos de vainas y que, sea ampliación de legislatura o legislatura extraordinaria, se aprueben las facultades que solicita el Ejecutivo y que los congresistas NO COBREN por ese espectáculo extra que tendremos que soportar. Las bancadas se fraccionan. Y todos piensan ya en la nueva Mesa Directiva. El fajín de presidente del Congreso vuelve locos a varios.

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Artículo publicado el 14 de junio de 2015 en Diario 16.


P.d. La realidad fue mucho más rica que la ficción. El Consejo Directivo se adelantó del viernes 19 que estaba programado al martes 16, fecha en que se resolvió el tema Yovera. Al día siguiente el Congreso se reunió en Legislatura Extraordinaria convocada por el Presidente de la República con el único propósito de aprobar las facultades delegadas solicitadas por el Ejecutivo; las cuales se aprobaron aunque por un menor tiempo que el solicitado. Superado el incidente, sigue la tensión en torno a la composición de la Mesa Directiva. Todo indica que el oficialismo perderá la conducción del Congreso. Pero, en el Perú, la realidad, como se puede entender, supera casi siempre a la ficción. 

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