09 marzo, 2020

Coronavirus: es en serio


La epidemia del Coronavirus amenaza al mundo. A poco más de tres meses de su aparición en Wuhan, China, el contagio por COVID-19 ha saltado a diversas partes del planeta, siendo Europa la más afectada, después de China. 
Aun cuando el índice de mortalidad de la nueva peste es bajo en comparación a otras enfermedades, lo ocurrido en Italia esta semana, alarmó a todos. 
Primero, fueron 16 millones de italianos de la región de Lombardía y 14 provincias de la zona norte italiana, quienes quedaron confinados en su territorio. Pero, luego, el primer ministro, Giussepe Conte, extendió la medida a todo el país.
Es una solución drástica, pero efectiva, a juzgar por los resultados obtenidos por China en controlar el crecimiento geométrico que muestra el virus, si dejamos que las masas humanas sigan su rutina de vida normal.
La preocupación ahora es frenar el nivel de contagio por contacto personal. 
Al no existir vacunas, ni tratamiento especial que no sea el aplicado a la influenza o a la gripe, la medida más eficaz es aislar el virus y seguir su trazabilidad para evitar su expansión y descontrol.
El impacto en la economía de una medida de tamaña magnitud, es enorme. Las fábricas chinas cerraron, lo mismo que los terminales aéreos y terrestres, los mercados, las universidades, los colegios, los espectáculos y centros de diversión.
Italia toma hoy idénticas medidas. Las calles han sido tomadas por el Ejército y la policía y las más turísticas, como Venecia o Milán, lucen vacías, fantasmales, como salidas de una película de horror.
Ni el fútbol se salva. El campeonato local italiano ha sido suspendido y peligra la Eurocopa.
En España, eligieron no cerrar ciudades y ya empiezan a preocuparse por la insuficiencia de Unidades de Cuidados Intensivos y equipos de ventilación asistida en los hospitales. Si la progresión de casos sigue como hasta ahora, en dos meses, los servicios de emergencia del país ibérico habrán colapsado. 
Para entonces, la irradiación descontrolada del virus será fatal. Sobre todo, para un país con una población extremadamente vieja.
En el Perú, no podríamos resistir un embate de dicha magnitud. La composición informal de nuestra economía no permite tomar medidas drásticas como la inmovilización de ciudades enteras. 
70% de nuestros trabajadores no puede darse el lujo de quedarse en su casa en cuarentena. Ellos se ganan la vida cobrando su jornal diariamente. Si no trabajan, no comen. 
Un informe del BBVA publicado hoy en Gestión señala que el 19% de los peruanos con empleo formal son mal pagados y no tienen capacidad de ahorro. Ellos podrían sobrevivir sin recibir su salario, apenas unos días, menos de una semana. 
No hablemos de nuestro sistema de salud. 
Por el momento, la mejor protección es, aunque suene increíble, el tiempo. El que tenemos para evitar que el virus se propague de manera descontrolada y el relacionado al clima. 
El verano aisla o retarda la propagación de las infecciones virales. Pero ya quedan pocas semanas para que esto pase... The winter is coming.



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