14 marzo, 2016

El fantasma ha despertado



Un fantasma ha despertado. Estaba dormido. Aturdido. Arrinconado. Pero estaba allí. Resistiendo los medios, las encuestas, las redes. Ese fantasma salió de su habitación el 15 de marzo y llenó la Plaza San Martín: el antifujimorismo.  

Según Ipsos, el antivoto naranja era 40% en febrero y sube a 44% en marzo. Y va in crescendo.

Nadie sabe hasta donde llegará esta fuerza, pero el fujimorismo ha sentido la pegada. Su primer error ha sido responder con prepotencia; como antes, como siempre; y llamar a los jóvenes del 15M, terroristas.

Esos jóvenes indignados han salido para cerrarle el paso a Keiko Fujimori.

Pero su agenda es mayor. Protestan contra los organismos electorales, contra sus decisiones y sus integrantes. Contra el proceso electoral en general al que no lo sienten seguro, confiable, democrático.

Protestan contra los candidatos que representan el pasado, el viejo orden, integrantes de la vieja clase política, antidemocrática y corrupta.

Esos jóvenes delinean uno de dos  caminos que empiezan a bifurcarse. Los que confían en la presente campaña electoral y quienes consideran que este proceso está irremediablemente viciado.

Esto plantea un problema para la democracia.

¿Son más importantes los principios generales que los procesos burocráticos? ¿Están intrínsicamente ligados, o pueden acaso comprenderse uno sin el otro? ¿Es más importante el derecho a elegir y ser elegido o las normas de cumplimiento administrativo para inscribir una candidatura?

Dependerá de qué respondas para ubicarte en uno y otro camino.

Pero independientemente de donde te ubiques, esta elección va camino a una pendiente de polarización. Fujimoristas vs antifujimoristas.

¿Aguantará el proceso una arremetida final así? ¿O una ola de violencia extrema puede perturbar y desequilibrar de manera irremediable el precario proceso electoral?

Es una respuesta que solo las calles tienen. La polarización amenaza con no terminar con el resultado electoral. La autoridad presidencial que emerja de este proceso tendrá una legitimidad de piel de cristal. 

En todo caso, el fantasma ha despertado. Y anda suelto.


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