08 septiembre, 2018

La hora de la sociedad civil


Mientras la esfera política se crispa y tenemos al presidente de la República a punto de ser llevado al banquillo (político y judicial) por el caso Chinchero, surge el espacio de las organizaciones sociales con propuestas concretas y dinámicas propias cuya base es la defensa del sistema democrático, al que sienten amenazado por el monopolio del poder que ejerce Fuerza Popular desde el Congreso.

Es una corriente de aire fresco en medio de un hálito cargado que emerge de los destapes de corrupción en la judicatura. Esta semana dos conglomerados sociales se hicieron presentes para plantear una posición clara en favor de la viabilización del referéndum.

El Consejo Nacional de Decanos de Colegios Profesionales anunció que acudirá este martes a la ONPE para adquirir un kit electoral y empezar a recolectar firmas para de una vez por todas echar a andar el referéndum vía iniciativa ciudadana.

La Asociación Civil Transparencia organizó igualmente la Red Cívica por el Referéndum, una plataforma social que busca promover la participación ciudadana y cristalizar el referéndum a más tardar en diciembre.

No es poca cosa. Estamos, en verdad, ante un despertar, o cuando menos un sacudón, de la sociedad civil. Lo que debieran hacer ahora estas instituciones es coordinar y sumar esfuerzos sin protagonismo— para llegar a la meta: realizar el referéndum este año.

Que dos instituciones representativas de la sociedad civil converjan en un mismo propósito es una buena noticia para la democracia, aunque no lo es tanto para sus válvulas institucionales, los partidos políticos.

El resurgimiento de la sociedad civil conlleva al mismo tiempo el límite actual de los partidos políticos para interpretar y representar el sentir ciudadano. La diferencia entre una y otros es el objeto de su función. Los partidos buscan el poder; la sociedad civil, no; ella vela por la institucionalidad democrática.

En teoría corresponde a los partidos políticos impulsar o no las reformas constitucionales. Pero si estas estructuras languidecen y se empequeñecen más en cada elección, entonces toma protagonismo la llamada sociedad civil, grupo de entidades  ONGs, sindicatos, gremios, instituciones— orientadas más bien a servir de filtro moral o ético de la sociedad.

El renacimiento de la sociedad civil, sin embargo, sí puede seguir el camino inverso. Si su tarea docente, articuladora y democrática es eficiente y logra resultados puede ser el espacio ideal para la aparición de nuevos liderazgos que mañana más tarde, refresquen la política. Bienvenida, pues, la hora de la sociedad civil.

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