24 febrero, 2021

Oxígeno para todos

 

La información oficial señala que la demanda no satisfecha de oxígeno en el Perú es de 110 toneladas métricas por día. Es una cantidad brutal. Si desplegamos esta magnitud en cilindros de 10 m3, serían 110 mil balones.

 

En otras palabras, dos estadios nacionales llenos de gente y diez mil personas más se quedan sin conseguir oxígeno todos los días en nuestro país. 

 

¿Qué ha pasado? ¿Por qué esta demanda drástica de oxígeno? ¿Acaso la cifra de contagiados no se ha reducido, como ha informado el gobierno?

 

La respuesta podría estar en la inseguridad que siente la gente en los servicios de sanidad. El miedo a dejar a su paciente en el hospital habría impulsado a muchos a proveerse por su cuenta de balones y atender a sus enfermos en sus casas. 

 

Los casos extremos llegan de todas formas al hospital, pero el primer estadio de la enfermedad se procesa en el domicilio.

 

Esta es la razón por la que vemos centenares de familias desbordando todos los puntos de venta de oxígeno medicinal recargable. 

 

Cada semana se requieren 770 mil balones de oxígeno medicinal. Las 40 toneladas que llegarán de Chile son 40 mil balones, una bocanada para la magnitud que necesitamos.

 

Cualquier esfuerzo que se realice para abastecer hospitales y clínicas no atenderá la necesidad primaria de oxígeno.

 

Para cubrir esta demanda se necesita una estrategia articulada que permita operar en varios frentes. Está muy bien comprar oxígeno como se ha hecho con Chile. Pero, necesitamos más. Por lo menos, triplicar ese volumen de compra, no semanalmente, sino todos los días.

 

Adicionalmente, se debe acordar más líneas de fabricación nacional de plantas de oxígeno de tipo PSA, como criogénicas que producen oxígeno líquido y que puede ser más fácilmente envasado en balones para atender a las familias y evitar que duerman en las calles tres días o que se tengan que trasladar a Pisco para recargar sus balones.

 

Otra medida que ayudaría a que las familias atiendan a sus enfermos en casa sería declarar la libre importación de concentradores de oxígeno mientras dure la emergencia sanitaria. Estos dispositivos mejoran la oxigenación de los pacientes, reemplazan el uso de balones y pueden servir para atender un grupo de familias con la debida supervisión médica. 

 

Actualmente, solo las empresas farmacéuticas pueden importar los concentradores de oxígeno pagando aranceles e impuestos. Liberalizarlos de estas cargas impositivas y restricciones de importación podría hacer que lleguen a más hogares. 

 

Que las empresas puedan instalar centros de oxigenación para sus trabajadores, familiares y comunidad del entorno, ayudaría también a desconcentrar la oferta de oxígeno. Nada mejor que las empresas invirtiendo en la salud del principal capital que tiene un país: el recurso humano.

 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el problema de la provisión de oxígeno es tan grave que tres de cada cinco países en el mundo requerirán en poco tiempo oxígeno medicinal. Si no acometemos medidas integrales industriales, logísticas, tributarias y sociales, será difícil encontrar una salida al problema del oxígeno que por ahora nos asfixia.

 

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