21 marzo, 2021

Centrar el centro


Como ya es costumbre en el Perú, asistimos a unas elecciones nacionales impredecibles. No solo nadie se aventura a pronosticar quién ganará, sino, sobre todo, cómo gobernará. A tres semanas de acudir a las urnas vivimos, como ya es usual cada cinco años, en la incertidumbre electoral.

 

Para algunos analistas, el centro político se ha diluido mientras los extremos de derecha e izquierda han crecido. Y, sin embargo, en todas las elecciones, desde el 2001 en adelante, siempre ha ganado el centro. ¿Cambiará esta tendencia ahora?

 

Alberto Vergara, en “Ni amnésicos ni irracionales” (2021), detecta este vacío. Desde Toledo en adelante ningún candidato ganó las elecciones siendo al mismo tiempo defensor del libre mercado en lo económico y facho en lo político, por su poco apego a la ley y al estado de derecho.

 

Ese puesto reservado para el monstruo ultraliberal, mercantilista, reaccionario y religiosamente doctrinario, ha asomado por fin su cabeza en estas elecciones. Aunque es difícil que logre ganar en segunda vuelta, conservando su posición de extrema derecha, sin acercarse al centro.

 

Las condiciones extremas en lo económico, social y moral, en que nos está dejando la pandemia, ayuda al crecimiento de los extremos. El miedo incrementa la sensación de la gente, que pasa de sentirse entre desesperada y frustrada, a colérica y escéptica. 

 

Vergara sostiene que en segunda vuelta gana quien se muestra “más proclive al bloque democrático, mientras que el aspecto económico no tiene mayor importancia”. Sin embargo, como él mismo reconoce, el intervencionismo estatal en la economía ha estado presente a lo largo de todos los procesos electorales, aun cuando en las ánforas solo ganó el 2006 con García. 

 

La pregunta a tres semanas de ir a votar es: ¿el efecto pandemia habrá terminado por agotar el modelo de libre mercado o, por el contrario, lo robustecerá? ¿Pesará más la legalidad, el estado de derecho o la economía? ¿Más Estado o más mercado? 

 

Sea cual fuera el resultado en la primera vuelta, en la segunda volveremos a escoger el mal menor; es decir, de nuevo nos encontraremos en el centro. No hay forma de asegurar gobernabilidad desde posiciones extremas. 

 

Pero no se crea que el centro es solo un punto intermedio en la línea de posiciones extremas. En política, el centro se construye. Y no solo con el trabajo de los candidatos. Los electores también ayudan con su voto. 

 

Por lo tanto, es mejor desde ahora pensar en ese momento para decidir por quién votar. ¿Quién asegura un gobierno con estabilidad sin caer en posiciones extremas? ¿Quién de todos los candidatos es el más convocante o el que tiene menos resistencias partidarias para construir gobernabilidad? Solo quedan tres semanas para responder estas interrogantes y colaborar a centrar el centro. 


 

 

 



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