06 marzo, 2021

Vacunación, lógica y logística


En términos simples, la logística es el conjunto de medios necesarios para llevar a cabo un fin determinado de un proceso complicado. Para algunos es un arte, para otros una ciencia. Pero en realidad se trata de un aspecto central que define el éxito o el fracaso de una operación.

 

El acto de vacunar en nuestro país se ha convertido en un desafío logístico que requiere mucho de lógica. Para empezar, el proceso encierra dos tipos de problemas, uno de disposición física del producto, que no tenemos, y otro de organización y traslado de las vacunas a su público objetivo. 

 

Si fuéramos un país que se respeta, con desarrollo e investigación, con industria farmacéutica propia, con sistema primario de salud y postas médicas en cada barrio, o con capacidad de articulación latinoamericana regional que nos hubiera asegurado la compra de vacunas en volumen, no sería mayor problema atender a los 24 millones de mayores de 18 años que requieren inmunizarse contra el SARS-Cov-2. 

 

Usaríamos el padrón electoral, donde estamos agrupados por distritos y segmentados inclusive por mesas de votación, y acudiríamos a los puntos de vacunación más cercano a nuestros domicilios por edades y fechas establecidas. Un sticker en el DNI acreditaría que cumplimos con esta medida.

 

Pero, no somos ese país de fantasía.

 

Tenemos que hacer de tripas corazón y ejecutar un mecanismo propio de nuestras carencias. Las vacunas Pfizer —que ya empiezan a llegar y las tendremos a razón de 50 mil cada semana— son las más complicadas de tratar. Además del excesivo frío que requieren, vienen en cajas que no se pueden abrir y redistribuir, sino que, una vez abierta, se deben usar en su totalidad. Esto obliga a ir en busca de grupos de personas para ser más eficaces en su uso. Se atenderá así a los adultos mayores ubicados en albergues y casas de reposo. EsSalud buscará a los asegurados del PADOMI y llevará estas vacunas al domicilio. Además, se está pensando inmunizar con esta vacuna a las comunidades nativas para tener que ir a los lugares más alejados solo una vez.

 

No es fácil armar toda esta logística. Se tendrá que ser muy minucioso para manejar los padrones de asegurados de EsSalud, del Minsa, de los programas sociales: Juntos, Pensión 65, los usados en los bonos de emergencia. Sin que los beneficiarios se crucen.

 

Felizmente tenemos el dispositivo legal, aprobado en octubre del año pasado. En la primera fase se vacuna el personal de salud, administrativo, seguridad, limpieza, entre otros, que forman parte de la primera línea de atención contra la COVID-19 y que laboran en el Ministerio de Salud, EsSalud, SISOL, Sanidades de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, así como del sector privado (clínicas).

 

A ellos se suman el personal de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional del Perú, Bomberos, Cruz Roja, serenazgo, brigadistas, estudiantes de la salud y miembros de las mesas electorales. Como no hay tantas vacunas, los miembros de las mesas electorales deberán esperar.

 

En la segunda fase, se vacunan los adultos mayores de 60 años, personas con comorbilidad, población de comunidades nativas o indígenas, personal del INPE y personas privadas de la libertad. En esta etapa el único requisito para acceder a una vacuna es la edad. Primero los mayorcitos de 85, luego los de 80 a 85, después los de 75 a 80 y así hasta llegar a los de 60 años.

 

En la tercera fase se vacunan las personas de 18 a 59 años.

 

Como ha dicho bien el presidente de la república, Francisco Sagasti, no hay disponibilidad suficiente de vacunas en el mundo. No hay producción que alcance para todos. Las negociaciones son de Estado a Estado, y los privados tendrán que esperar para entrar a operar. Mientras, el pánico se apodera en algunas partes del mundo. Italia acaba de cancelar la exportación de vacunas AstraZeneca a Australia, debido a una cláusula que permite primero asegurar el mercado europeo. 

 

Estamos ante un verdadero reto de organización, inteligencia y paciencia. Nuestro país no forma parte de los países que producen las vacunas, ni de los que disponen plenamente de ellas en el corto tiempo. Habrá que esperar. El proceso será largo. Seguramente habrá errores en el camino. Esperemos que el aprovechamiento indebido no sea uno de ellos. Solo pedimos un poquito de lógica en la logística.

 

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