01 agosto, 2021

Tiempos recios

Vivimos tiempos difíciles, duros. Tiempos de choque, de conflicto, que no se han apaciguado con el inicio del gobierno de Pedro Castillo, sino, por el contrario, se han agitado más. Tras una definición electoral encrespada ha sobrevenido un gobierno tumultuoso, desordenado, casi informal, donde el partido de gobierno parece más interesado en construir poder que en administrar el gobierno.

 

En medio de presiones, imposiciones, parches y remiendos, la conformación de su primer gabinete parece hecho más para la confrontación que para la concertación. En lugar de abrir el juego, moderar su discurso y ganar aliados, el presidente eligió achicar la cancha, volver a su 18% de la primera vuelta, parapetarse en su partido, y radicalizar su posición armando un gabinete con más sombras que luces. Con escasas excepciones (Economía, Educación, Salud, Justicia), sus ministros carecen de experiencia sectorial o administrativa, cuando no de méritos formativos o morales.

 

Será difícil en esas circunstancias lograr el voto de investidura. Aunque en verdad en este punto se pone en juego estrategias más de fondo que de forma. ¿Estará el Congreso dispuesto a exponer su propia viabilidad y censurar este primer gabinete dejando en manos del Ejecutivo un segundo movimiento provocador como presentar el proyecto de ley de Asamblea Constituyente y hacer cuestión de confianza de ella?

 

Quizás el Congreso decida primero fortalecer su propio poder normando y precisando antes que nada los casos en los que el ejecutivo puede recurrir a la cuestión de confianza. Y se proponga más bien una guerra de guerrillas más prolongada que perfore el gabinete llamando, fiscalizando y quemando a los ministros hasta provocar su renuncia o censura. 

 

Pero si en términos políticos no hemos tenido el mejor inicio de gobierno, en términos económicos tampoco ha pintado bien la cosa. Esta semana se reportó la baja en la bolsa de valores de las principales acciones de empresas peruanas. El dólar pasó la barrera de los 4 soles, la inflación de julio fue la más alta de los últimos 26 años y el riesgo país aumentó 8 puntos porcentuales. En el cortísimo plazo los mercados esperan qué sucederá finalmente con Julio Velarde en el BCR, la presentación del plan de gobierno ante el Congreso y si el ejecutivo obtendrá o no el voto de investidura. 

 

El problema es el mediano y largo plazo. Por lo visto en esta primera semana, todo indica que el gobierno apunta a virar las velas y conducir la nave hacia un modelo popular autoritario en lo político, y regulador e intervencionista en lo económico. Un camino que ya sabemos a dónde conduce. Aislacionismo, escasez, pobreza; para convertirse a la larga en ideologización, populismo, y simple y duro autoritarismo. Ojalá nos equivoquemos. Por el bien del Perú, así lo deseamos.

 

Me temo, sin embargo, que se vienen tiempos recios para la democracia. El choque parece inminente. El Bicentenario nos recibe igual de inestables que cuando empezamos. Cambian los actores, pero no los males.

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