06 agosto, 2010

Piñera: piña en Ecuador

El encuentro Piñera-Correa no pudo ser menos auspicioso. Y protocolar. Al final del día, el presidente de Chile no consiguió su plan máximo: que Ecuador comparezca ante la Corte de la Haya; y se quedó con su plan mínimo: ratificar públicamente la validez de los Acuerdos de 1952 y 1954. Algo que Ecuador y Chile han venido haciendo desde hace mucho tiempo.

La validez de los acuerdos entre Perú, Ecuador y Chile no está en discusión. La controversia surge de la esencia de los mismos.

Para nuestro país se trata de acuerdos pesqueros, mientras que para Chile son tratados de delimitación marítima.

En la declaración conjunta firmada por los presidentes Sebastian Piñera y Rafael Correa, se destaca la “vigencia, alcances y contenidos de la Declaración de Santiago de 1952 y del Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954”.

La vigencia, repetimos, no es problema para ninguno de los tres países. La controversia surge en los alcances y contenidos. Perú sostiene una cosa; Chile otra. Ecuador y Perú tampoco tienen problemas. Para ambos el paralelo define la frontera marítima en razón al conjunto de islas que existen en su zona.

Ecuador y Perú tampoco tienen tratado de límites marítimo, strictu sensu, pero ambos países no tienen una controversia respecto a cómo operativizar la definición de su frontera marítima. Tienen, por el contrario, un punto de vista común y compartido.

El paralelo como límite marítimo fronterizo es un criterio excepcional; no una regla que pueda usar Chile –como pretende–, para definir una zona marítima con características geográficas distintas.

De ahí que La Haya se convierta en el escenario internacional en el que ambos países han convenido usa para dirimir sus posiciones, partiendo de la existencia de una controversia jurídica respecto a la delimitación fronteriza marítima entre ambos países.

Por esta razón, que Ecuador y Chile ratifiquen la vigencia de dichos tratados no interfiere en nada con el reclamo peruano en La Haya.

Lo que sí tendría una repercusión importante sería que Ecuador acepte responder la consulta de La Haya sobre la materia y se convierta en país litigante.

Algo que el Presidente Correa no ha confirmado aún y que al parecer la reciente visita de Piñera no ha conseguido.

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