
En poco tiempo, ha cumplido el objetivo político planeado por Torre Tagle. No existe contencioso alguno con Bolivia, de manera que no había razón de fondo para resentir las relaciones peruano-bolivianas, más allá de ocasionales y anecdóticos puyazos verbales lanzados por los presidentes.
Los acuerdos firmados en Ilo cierran esta etapa de enfrentamientos y abren otra de “nueva calidad histórica” en la que Bolivia consigue beneficios inmediatos en diversas materias. A saber:
1. Facilidades portuarias permanentes en Ilo a Bolivia.
2. Zona Franca Industrial y Económica Especial por 99 años libre del pago de tributos para la instalación de industrias para la exportación y depósitos francos también por 99 años para facilitar el comercio exterior boliviano con terceros países y de éstos hacia Bolivia.
3. Renovación y ampliación por 99 años de Mar Bolivia, zona franca turística en Ilo, en la que se podrá construir un muelle deportivo y de pesca.
4. Instalación en Ilo de un anexo de la Escuela Naval Boliviana para fines de investigación, cooperación e instrucción.
5. Aprovechamiento concertado, equitativo y sustentable de las aguas de los ríos de curso sucesivo y contiguo en la frontera común.
6. Renovación del condominio sobre las aguas del Lago Titicaca y la obligación para aprovechar el uso de los recursos hídricos única y exclusivamente en beneficio del Perú y Bolivia.
7. Integración física e interconexión bioceánica. Se acuerda la conclusión en el curso del año 2011 de los 314 kilómetros restantes de la carretera Tacna–Colpa- La Paz el tramo de la carretera que unirá Cobija con Madre de Dios y la Interocéanica del Sur.
8. Contribución solidaria del Perú a la mejora de la cualidad marítima de Bolivia y la cuestión de la salida al mar. Ratificación del principio de no obstáculo a una solución definitiva a la cuestión marítima boliviana entre Bolivia y Chile.
En definitiva, como se ha señalado ayer en los discursos, el Perú y Bolivia ingresan a “una nueva calidad histórica” de sus relaciones binacionales. Una nueva etapa que espera la respuesta de sus líderes sociales, gremiales y empresariales.
Nada asegura, por cierto, que no existan nuevos ruidos o baches verbales, pero una cosa es cierta: las relaciones de los países no se guían por los afectos personales, sino por los intereses de la Nación y del Estado. Y estos altos intereses han quedado ratificados en los acuerdos de Ilo.