18 abril, 2014

Peruanos en el exterior: se mantiene la subrepresentación política


La incorporación de los peruanos en el exterior al Congreso de la República a través de la elección de dos parlamentarios, no mejora la representación nacional.

Al contrario, la empeora.

Parece un contrasentido, pero los números indican que no lo es.

El proyecto aprobado en la Comisión de Constitución señala que los dos representantes de los peruanos en el exterior saldrán de la cuota correspondiente a Lima que de 36 congresistas pasa a 34.

Es decir, en lugar de sumar distritos electorales, se resta al mantener el número de congresistas en  130.

No aumentar el número total de representantes significa que a nivel nacional seguimos teniendo un congresista por cada 230 mil pobladores.

En el caso de los peruanos en el exterior la proporcionalidad indica 1 congresista por cada 1.5 millones de peruanos que viven fuera del país, ó 1 congresista por cada 350 mil peruanos que votan en el exterior.

La subrepresentación política es uno de los problemas que el Congreso no quiere asumir.

Con ocasión del debate sobre la bicameralidad, señalamos en un post anterior que 130 parlamentarios en las dos cámaras -como se proponía en aquel momento-, era un número menor del que tuvo el Congreso peruano en 1919 formado por 138 representantes.

En 1919, el Perú tenía una población de 4 millones 382 mil 400 habitantes y una tasa de crecimiento poblacional anual de 1,22%. Hoy el Perú multiplica esa población casi por 8 y tiene una tasa de crecimiento poblacional es aún más alta: 1.33%.

Es un contrasentido quitarle dos congresistas a Lima para dárselos a los peruanos en el exterior. Lo que se tiene que hacer es recuperar la proporcionalidad en la representación nacional y en ese caso, los peruanos en el exterior tendrían no menos de 5 representantes.

Otorgar 2 curules a 3 millones de compatriotas que viven fuera del país, quitando representación a un Congreso ya de por sí subrepresentado es un contrasentido.

En lugar de soluciones parche el Congreso debiera aprobar la bicameralidad y aumentar el número de congresistas aún cuando sea una medida impopular. No hacerlo sólo demuestra que seguimos arrastrando el lastre del autogolpe del 92 que arremetió contra las instituciones democráticas y arrinconó a los partidos políticos.


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