28 abril, 2015

Confianza


Hay varios tipos de confianza. Personal, institucional, empática. La confianza puede ser objetiva, relativa, temporal. Confianza es sinónimo de seguridad o grado de certeza. Nunca ciento por ciento. En ese caso es más que confianza; fe. Sólo en el plano político, la confianza es respaldo. Aprobación.

Este es el tipo de confianza que solicitará el premier Cateriano. Y suele ser efímera, matrera y, no pocas veces, falsa, interesada. Pero así es la política. Votos son los que cuentan.

Para la sociedad, en cambio, el tema de la confianza es mucho más complejo que el voto de investidura. La confianza es la base sobre el cual se levantan las instituciones del sistema democrático. Es la argamasa del tejido social. Hay países donde sus ciudadanos tienen más confianza entre sí que otros. O respecto a otros.

Un país A, por ejemplo, puede tener más confianza entre sí, que los ciudadanos de un país B entre ellos. Ese país está tiene una argamasa más solida. Pero teniendo más confianza los del A, pueden desconfiar más respecto a los del país B. Y viceversa. Los del  país B teniendo más desconfianza entre ellos podrían confiar más en los del país A.

Lo que se discute es si la confianza es producto de una mayor cultura cívica desarrollada a partir de la calidad de las instituciones democráticas o si, por el contrario, es la calidad de las instituciones democráticas la que desarrolla una más profunda cultura cívica y confianza institucional.

En Latinoamérica la desconfianza y la debilidad institucional van de la mano. En este caso estamos distantes respecto a Europa o Estados Unidos. Somos más desconfiados entre nosotros o tenemos mucha más desconfianza hacia las instituciones bases del sistema democrático.

Según datos del latinobarómetro, en Europa el indicador de confianza interpersonal es de 70%; en América Latina es 22%.  En el Perú el nivel de confianza llega apenas a 18%. Somos aún un país y una región desconfiada.

La desconfianza erosiona las instituciones. No se salva nadie. Poderes del Estado, partidos políticos, estamentos policiales, medios de comunicación, iglesias. Todos caen. La falta de confianza impide emprender acciones comúnes a mediano y largo plazo. Independientemente del crecimiento económico la desconfianza avanza.

Es como si estuviéramos dentro de un proceso desencanto generalizado de la población. Algo peligroso en la política y más aún ad portas de un proceso electoral.

Ahora bien, la confianza se construye con gestos, pero, principalmente con acciones. El premier Cateriano es muy probable que obtenga la confianza. Pero necesita acciones concretas para sostenerla en el tiempo. El voto de investidura sólo es un primer gesto. A partir de aquí depende de él construir confianza social, política y económica para atraer inversiones y reimpulsar el crecimiento.

Sin confianza, lo primero que se pierde son las oportunidades. 

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Artículo publicado por Diario16, el lunes 27 de abril de 2015. 

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