24 agosto, 2016

La comunicación fallida

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Las desafortunadas declaraciones del correcto ministro de Economía, Alfredo Thorne, han tenido una consecuencia impensada para el gobierno: la investigación en el Congreso de Nadine Heredia por usurpación de funciones.

Una oportunidad política para el bloque opositor como correlato de un error en la comunicación de gobierno.

No es inusual que ello ocurra. Es más bien una constante. Thorne padeció de un sindrome común: la comunicación fallida.

Los actores políticos están sometidos a una dinámica permanente de acción y reacción, de presiones y tensiones, de parte de diferentes grupos, entre ellos los medios de comunicación.

Y en la vorágine comunicativa, olvidan lo elemental. Una entrevista no es para responder preguntas, sino para comunicar mensajes.

Una entrevista es una conversación interesante, inteligente. Pero sobre todo –para el entrevistado– es una oportunidad para transmitir ideas.

El periodista –que disculpen los colegas– es el medio. No el fin. La finalidad es la audiencia, el público, el televidente o radioyente.

Es cierto que nadie puede estar cien por ciento preparado para las sorpresas, pero, al menos, se hace el intento. Y la tarea.

Como cuando se va rendir un examen, primero se estudia. Es probable que no vengan todas las preguntas que uno repasó, pero, algunas, con seguridad, sí.

El entrenamiento es fundamental. Y la intuición, la malicia, el olfato, la cintura, el cunda, también.

No se puede evitar quedar expuesto en público con una pregunta. Pero se puede (y se debe) perfectamente saber esquivarla, saltarla, y no responderla.

Hay técnicas que enseñan a construir puentes con preguntas capciosas. Si se responde mal –como le ocurrió al ministro Thorne con Enrique Castillo–, no se hace puente, sino puenting.

El dicho popular es efectivo: uno es esclavo de lo que dice y dueño de su silencio.

El perogrullo también funciona en este caso. Y más cuando se trata de políticos: se comunica cuando se tiene algo que decir. Si no tiene nada interesante qué contar, mejor quédese callado.

Gestionar es también comunicar. Trabaje primero, muestre resultados. No solo anuncie; ejecute. La gallina cacarea cuando pone el huevo. No anda cacareando todo el día que lo va a poner.

Finalmente, si va a estar en programas en vivo en la televisión o la radio, antes de dar una entrevista, piense en la selección peruana. Sea corto. Preciso. Efectivo. No locuaz. No se enrede en el área chica y, sobre todo, no haga una de más.





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