El
muro es un monumento al miedo. Levantamos una barricada para defendernos o
protegernos, aislarnos. Es una muralla a lo desconocido.
Los
seres humanos lo han hecho todo el tiempo.
Las
primeras culturas se asentaron y aislaron en las alturas, en las colinas, al
borde de los precipicios, para evitar el asalto de comunidades enemigas.
Hicieron
muros de piedra y torreones para vigilar y mantener ventaja estratégica a
distancia.
Los
chinos construyeron su muralla para defenderse de los hunos.
Los
castillos medievales cavaron fosos y levantaron puentes levadizos para aislarse
del pueblo.
Los
nazis construyeron el muro de Berlín para dividir políticamente la nación
germana.
En
Israel existe un muro que divide a su pueblo de los palestinos.
Trump
insiste en levantar un muro entre México y Estados Unidos.
En Las
Casuarinas (Lima, Perú), existe un muro que separa a los vecinos pobres de San
Juan de Miraflores.
En
diversos distritos de Lima y del interior del país, se tapian ventanas, se
cierran barrios con rejas, tranqueras, y se colocan alambradas de púas o
eléctricas para defenderse de la delincuencia.
Cuando
el miedo nos invade, elevamos muros de fierro, cemento o piedra.
Pero,
Daron Acemoglu y James Robinson, demostraron hace tiempo que lo que separa a los pueblos no es algo que podamos construir.
En "Por
qué caen las Naciones", los profesores de MIT y Harvard demostraron que lo
que divide a Sonora (Estados Unidos) de Sonora (México), no es el idioma, ni la
geografía, ni la cultura, ni la religión, ni la música.
Ni
un muro o alambrada. Ni siquiera una frontera o accidente geográfico.
Lo
que divide y diferencia a los pueblos es la naturaleza de sus instituciones. El
modelo político y el tipo de economía –inclusiva o extractiva– que desarrollan.
Nos
divide el miedo y la estupidez.
Los
muros físicos no impedirán que los pueblos busquen mejores oportunidades de
vida.
Los
muros de fierro y cemento caerán, como cayó el muro de Berlín, a combazo
limpio.
Más
difícil será derribar el muro mental que históricamente separa al hombre del
hombre.
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