El Primer Vicepresidente debe estar
terminando de hacer sus maletas. Duda entre llevarse toda la ropa de verano o
solo empacar la de invierno. No sabe si volverá seguido a reemplazar al Presidente
Pedro Pablo Kuczynski o se ausentará por largos periodos para regresar solo en
Navidad y Fiestas Patrias.
Sí, el Primer Vicepresidente de la República
ha sido expectorado del primer círculo del poder. Sigue en la línea de sucesión
constitucional, pero acabaron sus funciones como ministro, consejero, representante,
vocero o cualquier otro encargo para el que Martín Vizcarra estaba —como los
Boy Scout—, siempre listo.
El ex gobernador de Moquegua entró con buen
pie a la política nacional. Lo acompañaba el éxito de su gestión y los logros
alcanzados principalmente en Educación, razón por la cual estuvo en el bolo
para ese ministerio, lo mismo que para dirigir el primer gabinete como
Presidente del Consejo de Ministros.
Pero las fuerzas internas que siempre existen
en torno al poder lo colocaron en el poderoso Ministerio de Transportes y
Comunicaciones. La fuerza del Primer Vicepresidente le alcanzó para recomendar
a su ex gerente general de Moquegua, Edmer Trujillo, al Ministerio de Vivienda,
Construcción y Saneamiento. Sumando ambos ministerios, el primer vicepresidente
manejaba más del 70% del Presupuesto.
Fue el mejor momento de poder de Martín
Vizcarra. De allí en adelante todo cambió.
Chinchero le recordó que el poder se ejerce.
O sometes o te sometes. No hay más. Él prefirió someterse al poder de una
Contraloría fortalecida por el respaldo del Congreso... y perdió. Lo pusieron
contra la espada y la pared al amenazarlo con un proceso de censura y renunció.
Lo hemos visto después haciendo esfuerzos
para intermediar en la huelga de profesores, yendo al Cusco para dialogar con
el Sutep y fracasar en el intento. En las últimas semanas, lo vimos en las fotos
en cada conferencia de prensa del Presidente de la República o del ex Presidente
del Consejo de Ministros. Sin poder alguno.
El nombramiento como embajador del Perú en
Canadá es una oportunidad. ¿Exilio dorado? ¿Premio? ¿Castigo? ¿Un trabajo? ¿Un
alejamiento del círculo de Poder? ¿Una espera para volver como Presidente del
Consejo de Ministros? ¿Difícil saberlo, por ahora. Su futuro oscila entre un
regreso con gloria y un alejamiento burocrático. Lo cierto es que, por un
tiempo, Martín Vizcarra, no estará bajo los reflectores. Y eso puede ser bueno
para él.
No debería llamar la atención el alejamiento temporal del Primer
Vicepresidente. A no ser que se trate, en efecto, de algún tipo de castigo o
represalia. La Constitución Política del Perú es clara en este aspecto y sigue
la tradición de los Estados Unidos. El Vicepresidente asume funciones de
Presidente "Por impedimento temporal o permanente del Presidente de la República".
Punto.
Si un Vicepresidente carece de cargo en el
Ejecutivo, su puesto se convierte en una tragedia muda. La anécdota que solía
contar Thomas R. Marshall, Vicepresidente de Woodrow Wilson, grafica muy bien
esta situación: "Hubo una vez dos
hermanos. Uno se perdió en el mar y el otro fue elegido Vicepresidente. De
ninguno de los dos se oyó hablar nunca más".
Uno, es seguro que se
ahogó. El otro, probablemente se fue al frío.
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P.d. Feliz Día a todos los periodistas en su día, hoy 1 de Octubre. Que la verdad no solo los haga libres, sino íntegros.
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