14 abril, 2018

Los jóvenes y las StarUps en América Latina


Llegamos siempre algo retrasados a los cambios en la historia. Había naciones, muchas naciones, pero apenas un estado en formación, cuando llegaron los españoles. Ni hablar de ciudadanía.

La independencia ni siquiera trajo la democracia. Esta empezó en muchas partes del continente un siglo y medio después de que se inaugurara en el hemisferio norte. Los derechos civiles llegaron también tarde y los más recientes cuestan aún  reconocerlos.

Algo parecido sucede con la tecnología.  La ola industrial nos pasó por encima. Y la brecha en investigación y desarrollo se agranda cada vez más en comparación con otras regiones del mundo.

América Latina es una de las zonas del mundo que menos recursos aporta en investigación, ciencia y desarrollo. En conjunto, no llega al 1% de su PBI. Solo Brasil alcanza esa cifra, inferior a lo que hacen Israel, Estados Unidos, Alemania y Japón que invierten entre el 3% y el 4% de su PBI en innovación tecnológica.

Por esta razón, es importante lo que acaba de señalar Raúl Diez Canseco Terry —Fundador Presidente de la Universidad San Ignacio de Loyola— en el V Foro de Jóvenes de las Américas: la región debe invertir en el talento humano y dar el salto de la inversión en sectores productivos a la inversión de riesgo que es aquella “que cree en el talento, en lo nuevo, en lo moderno, en lo disruptivo” y se ve reflejado en nuevos emprendimientos tecnológicos conocidos como StarUps.

La ola tecnológica es la cuarta ola del desarrollo de la civilización humana. El V Foro de Jóvenes de las Américas sirvió para mostrar esta ventana tecnológica de América Latina que empieza a abrirse, algo tarde, es cierto, pero se abre al fin. 

El Young Americas Business (YABT), que dirige el peruano Luis Viguria desde Washington, organizó el TICS Americas 2018, el Eco-Reto 9.0 y el Caribbean Innovation Competition (CIC), para encontrar emprendimientos juveniles que combinaran tecnología, cuidado del medio ambiente, investigación y mercado.

El concurso buscaba el talento y la innovación en los jóvenes de las Américas. Se presentaron un total de 4,716 iniciativas, de las cuales, se seleccionaron 21 equipos finalistas que expusieron e impulsaron su respectiva StarUp en el foro juvenil desarrollado en Lima, previo a la Cumbre de las Américas.

Fue fantástico escuchar a los jóvenes hablar el lenguaje global de las nuevas tecnologías, pero asociado a negocios que buscan contribuir a cambiar el mundo. Los proyectos finalistas fueron de Brasil, Argentina, México, Colombia, Ecuador, Jamaica, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Barbados y, por supuesto, Perú.

Me llamó la atención la StarUp Evea Eco Fashion del Perú que proponía fabricar zapatillas con suela de caucho diseñadas para el mercado europeo y norteamericano, que multiplicaban hasta por diez los ingresos que lograban obtener antes las comunidades indígenas vendiendo el latex sin procesar.

Los jóvenes de Eco Fashion habían logrado salir del entrampamiento de quedarnos solo en la venta del recurso natural y con ingenio y madurez proponían innovar, transformar, diseñar y vender el producto en el competitivo mundo fashion de la moda. Es decir, incorporaban valor agregado al producto y también valor social, al trabajar con las comunidades indígenas y compartir las ganancias.

Por ahí va la cosa. Observar, pensar, innovar, actuar. I+D. Todo al margen del Estado. Imagínense si el Estado colaborara, para empezar, incoporando estos conceptos en la malla escolar, desarrollando la vena emprendedora de los jóvenes, promoviendo ferias tecnológicas, extendiendo cursos de inglés, o destinando un capital semilla —de riesgo— para proyectos e iniciativas que premien el talento.

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