11 octubre, 2020

País de cumbres y abismos


País de cumbres y abismos. De contradicciones. De fuerzas endógenas y exógenas. País de hiel y miel al mismo tiempo. Dulce y cruel, como reflexiona el historiador, maestro y pensador peruano, Jorge Basadre, cuyas palabras, dichas hace ya veintiún años, mantienen su lacerante vigencia. El abismo social que veía y demandaba acabar, sigue siendo hoy una dura realidad ante nuestros ojos.

“País de choques y mezclas entre razas inconexas y polivalentes a través del tiempo largo, a veces cegado por la embriaguez de momentos alegres y confiados, aunque en más de una ocasión, resultó sumido en un agonizar cruento para tener, luego, extraordinaria aptitud para reaccionar. País de demasiadas oportunidades perdidas, de riquezas muchas veces malgastadas atolondradamente, de grandes esperanzas súbitas y de largos silencios, de obras inconclusas, de aclamaciones y dicterios, de exaltaciones desaforadas y rápidos olvidos. País dulce y cruel, de cumbres y abismos. País de Yahuarhuácac, el inca, que, según la leyenda, lloró sangre de impotencia; y de Huiracocha, el inca que se irguió sobre el desastre. 


País de aventureros sedientos de oro y de domino sobre hombres, tierras y minas y, también, país de santos y de fundadores de ciudades. País de cortesanos según los cuales no se podía hablar a los virreyes sino con el idioma del himno y el idioma del ruego. País de altivas y valerosas cartas que suscribieron Vizcardo Guzmán y Sánchez Carrión, separadas en el tiempo y unidas por la más pura inspiración democrática. País donde a lo largo del tiempo, gamonales altivos o taimados creyeron vencida a la estirpe de los defensores de los indios entre los que hubo mártires como Juan Bustamante y oradores incorruptibles como Joaquín Capelo. 


País de millones de analfabetos monolingües y con grandes figuras culturales. País de tanto desilusionado, pesimista, maldiciente en 1823 y 1824 mientras que, en esos momentos horribles, Hipólito Unanue voceaba su esperanza terca en el fervoroso periódico Nuevo Día del Perú. País donde, en la guerra de la independencia, se produjo el bochorno de la escaramuza de Macacona y, poco después, la larga luminosa de la los Húsares de Junín. País que entre 1879 y 1883 se enredó y dividió en un faccionalismo bizantino cuyos efectos letales no lograron contrarrestar, en múltiples rincones de la heredad nacional, numerosos héroes famosos o anónimos cuyos nombres debemos exhumar y que lucharon durante cinco largos años, a diferencia de lo ocurrido en la guerra entre Francia y Alemania en 1870, limitada a unos pocos meses. 


País que requiere urgentemente la superación del Estado empírico y del abismo social; pero, al mismo tiempo, necesita tener siempre presente con lucidez su delicada ubicación geopolítica en nuestra América”. 

 

(Discurso de Jorge Basadre Grohmann, agradeciendo la imposición de la Orden del Sol, en enero de 1979).






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