03 octubre, 2020

Perú 2021: ¡Pensá!


El gobierno del 2021 debe ser un gobierno diferente. Tiene que serlo. Para empezar, debe atender la emergencia, recuperar la confianza, reactivar la economía y ejercer la política.

 

El gobierno del bicentenario heredará una triple emergencia: sanitaria, económica y política. La conjunción de las tres genera en la gente desesperanza.

 

El país llegará con la mayor tasa de fallecidos por millón, con un PBI de menos 12 puntos porcentuales, con las reservas internacionales casi evaporadas y con millones de puestos de trabajo perdidos.

 

Si no tenemos claro que lo primero es recuperar la confianza y reactivar la economía, la pendiente hacia abajo será pronunciada. 

 

El nuevo gobierno, por tanto, debe inyectar optimismo. Ser austero. Y honesto.

 

Importarán los resultados: que recupere la inversión, que genere empleo y reduzca la desigualdad, la pobreza, la enfermedad y el hambre. En pocas palabras, que sea eficaz.

 

Para eso, más que palabras, necesitamos planes, reformas, cambios, acciones. Planteamientos, no demagogia. Programas, no experimentos.

 

Un Roosevelt después del crack de 1929. Un Kennedy del surgimiento. Un Konrad Adenahuer de la recostrucción alemana. Un Ben-Gurión de la fundación israelí. 

 

Más un equipo que lo acompañe a gobernar.

 

Que lleve adelante El Plan Bicentenario de Reconstrucción. Salud y Educación. Infraestructura productiva y social. Minería. Agro. Turismo. Innovación tecnológica.

 

Un equipo de gobierno que entienda que el bicentenario no será el año de la celebración, sino de la reconstrucción. 


Que impulse un nuevo modelo de desarrollo. Más inclusivo. Sistemas tributarios más justos. Empleos formales y decentes. Fortalecimiento de la sostenibilidad ambiental. Nuevos mecanismos de protección social.

 

Que promueva un Estado equilibrado en lo económico, lo social y lo medioambiental. 

 

Que elimine, combata o, cuando menos, ponga a raya a los dos peligros que han acechado al Estado desde su creación: el populismo y el mercantilismo. No es sano un Estado que todo lo regala, ni que solo le regale a algunos.

 

Además de todo esto, el próximo gobierno tendrá que saber dialogar. Hacer política. Lograr acuerdos. Hacer al menos esfuerzos por alcanzarlos. 

 

Gobierno y Parlamento no deben enfrentarse todo el tiempo. Es bueno que tengan puntos discordantes. Es malo que se entrampen allí y no lo superen. ¿Ven lo que pasa cuando el presidente del Consejo de Ministros y la ministra de Economía acuden al Congreso a conversar sobre una ley? Acercan posiciones. Concilian. Llegan a acuerdos. 

 

Elijamos bien. Escojamos con la cabeza, con el corazón si desean, pero no con el hígado. Hacé como Gareca: ¡pensá!



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