17 noviembre, 2009

Perú - Chile: la honda de David

Perú no tiene dudas del acto de espionaje chileno: los recibos de pago de Western Union, la dirección IP en Santiago, el nombre del contacto chileno receptor de la información, la confesión sincera del espía peruano. Chile, en cambio, lo niega todo. No admite siquiera la posibilidad de investigar. ¿En qué puede terminar este diálogo de sordos?

Lo primero que se resiente en un acto hostil como el espionaje de un Estado a otro es la confianza. Intentos de penetrar la seguridad de los Estados existen desde que éstos se formaron y persistirán mientras duren. De manera que confianza no es un estadio permanente en la relación entre los Estados. Es un proceso de filigrana que se construye en el tiempo, con hilos de ida y vuelta que se rompen frecuentemente con actos como el denunciado.

Pero así como se construye la confianza, la base de ella es la seguridad.

Los gobiernos son responsables de garantizar condiciones mínimas de seguridad a sus ciudadanos. Desarrollo y Seguridad son dos pilares sobre los que se levanta el estado de bienestar que debe regir la organización política y social de las naciones. No hay desarrollo sin seguridad y no hay seguridad sin desarrollo.

Es momento de generar una fuerza nacional de paz que vaya de la mano del crecimiento económico que experimenta el país. Armar una mínima fuerza disuasiva. ¿Por qué no se aprueba de una vez por todas, el canon minero que reclaman las Fuerzas Armadas? Esto no significa ser halcón o guerrerista. Es simple lógica común.

El pedido multilateral de reducir las compras militares –altruista y bienintencionado– tiene sentido en la medida que como país cumplamos con mantener estándares mínimos de seguridad. Pero es una insensatez si, por el contrario, nuestro vecino responde comprando armas por 665 millones de dólares. ¿Es que acaso nos negaremos a reparar y artillar nuestros helicópteros? ¿Podemos dejar de repotenciar nuestros Mig-29, cuando el vecino tiene operativa su flota de F-16?

La honda de David bastó para derrotar la fuerza bruta de Goliat. La leyenda es emblemática. Pero, con todo respeto, cuando se habla de Estados, es mejor cambiarle la honda a David.

2 comentarios:

Roberto dijo...

Todos tus párrafos son correctos. Pero juntarlos como jugo surtido ya no.
Lo correcto es que el diálogo de sordos termine en diálogo de mudos, por el bien de todos. El espionaje se dará con o sin seguridad y desarrollo aquí, en la China o en Noruega. Lo único que estamos demostrando con tanto escandalete es que lo único con que contamos es con la lengua que la tenemos, eso sí, demasiado larga. Enviar pruebas a Chile… ¿para qué? ¿Qué vamos a exigir? Nada pues. No seamos tan ingenuos. ¿Canon minero para los militares? Ni hablar. El tener una fuerza armada implica tener armas; si no las hay, entonces que se conviertan en enfermeros o que se dediquen a otra cosa. El presupuesto debe contar con partidas para mantener el armamento disuasivo para defensa interna y de fronteras, que deben ser revisadas permanentemente y ejecutadas sin lugar a dudas. Pero dar una cifra constante es tener una actitud beligerante como la que tiene permanentemente Chile. El problema, más que las armas que hay o no es el peruano. ¿Acaso éste sabe qué significa serlo? Ese miserable espía compatriota es lo que tenemos que analizar. Debemos estar seguros de entender lo que es un peruano. A ese espía y al resto de mal nacidos que, no dudo, tienen mayor rango y son más responsables que aquel, debemos entregarlos a la roba pulmón para que los exhiban y podamos saber cómo es lo que no debe ser.
El problema está en nosotros y nuestros cínicos, inescrupulosos e inmorales gobernantes (de todos los poderes) y el magisterio público y privado, que sólo piensa en lucro individual.

Luis Enrique Alvizuri dijo...

LA “CHILENIZACIÓN” DE UNA CRISIS PERUANA Y LA ALTERNATIVA HUMALA

1. Los datos son claros: la crisis internacional ha afectado fundamentalmente al sector manufacturero peruano en un orden del 8 al 10% de decrecimiento. El sector manufacturero está representado principalmente por gremios como ADEX, la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) y los pequeños y medianos empresarios peruanos (Gamarra). Se trata, entonces, principalmente de que es el capital local el que ha cargado todo el peso de la crisis internacional ante la incapacidad del gobierno para darle alguna solución.

2. Y no solo es eso: como consecuencia de ello las cifras de empleo han caído estrepitosamente, junto con el desarrollo industrial. Demás está decir que esto significa también un decrecimiento en otras áreas como nutrición, salud y educación. Y por si fuera poco, el agro peruano, el principal sustento de la mayor parte de la población, ha sido completamente abandonado por el actual gobierno. Baste recordar el famoso “TLC hacia adentro” el cual hasta ahora ni se ha pensado en explicar en qué puede consistir.

3. Sin embargo, como contraparte a esta realidad, tenemos al sector de la CONFIEP quienes agrupan a todos los beneficiarios del modelo neoliberal alanista, entre los que están los únicos que no se han visto afectados mayormente por la crisis internacional: las mineras, las constructoras, las explotadoras de recursos hidro-energéticos, etc. Este es el gran capital nacional, los más poderosos, y todos convenientemente asociados a las transnacionales, muchas de ellas chilenas.

4. Este sector empresarial sí se encuentra en estado de ganancia y boyante, con la diferencia que es el que menos aporta al desarrollo nacional, pues la mayor parte del dinero que obtiene se va al extranjero. Es decir, solo generan un poco de efectivo el cual coloca en manos del gobierno para su repartición (cosa que, como es de entender, termina solo en corrupción).

5. Esta situación parece que ya no da más. El modelo neoliberal alanista (que coloca todos los huevos en la canasta de un grupo de ricos pero no de todos) ha llegado a su límite y un gran sector del empresariado peruano no-CONFIEP ha decido que es necesario decirle al gobierno que tiene que cambiar esa errada concepción.

6. El caso forzado y mediático del “espía” se explica así como un llamado de atención de estos sectores afectados por la crisis y la inacción, en el sentido de advertir que no están de acuerdo con un TLC con Chile en las condiciones actuales. Numerosos voceros (representados principalmente por Carlos Ferrero) están insistiendo desde hace tiempo en este planteamiento.

7. ¿Qué consecuencias podría traer esta crisis en la que se ha empujado al ejército para que sea partícipe? Entre las muchas que se pueden especular hay una que creo que hay que resaltar: la posibilidad que cierto sector empresarial, no contento con el modelo alanista, se adhiera a la candidatura de Humala.

8. Si Humala es lo suficientemente suspicaz e inteligente (cosa que lo es) se dará cuenta que su posición beneficia a un gran sector empresarial, pues puede llegar a un acuerdo que defienda al capital eminentemente nacional. Si reorienta su discurso y acepta el apoyo de dichos empresarios su llegada a Palacio sería, no necesariamente un cambio de modelo, pero sí su redireccionamiento, de modo que no se incline por una economía básica de extracción de recursos (economía colonial), que es la que sostiene Alan, sino hacia una que propicie el desarrollo manufacturero en especial, cosa que genera un inmediato elevamiento del empleo.

9. Por todo lo expuesto me atrevería a augurar una auspiciosa alianza entre el humalismo y el empresariado industrial manufacturero, que puede dar excelentes resultados en materia de desarrollo real y no solo en materia de dinero producto de extracciones (que es lo único que produce este modelo neoliberal alanista).

Muchas gracias.