Al renunciar al PPC para irse con Alex Kouri, el joven alcalde de San Miguel, Salvador Heresi, ha actuado como un viejo político. Con el mismo cálculo electoral del que sólo piensa en mantenerse en el poder. Sin importarle el pasado oscuro de su nuevo socio.
Heresi ha pasado al lado antiético de la política. Ese lugar tenebroso donde deambulan las almas sin alma. Donde abundan los políticos a los que nos les tiembla la mano para aniquilar a sus contrincantes. Donde los que no piensan como uno no son oponentes, sino enemigos.
Kouri es un zorro político. Astuto y rapaz. Frío como el acero para tomar una decisión. Incapaz de mostrar una sonrisa. Regala pescado, arroz, aceite, lo que sea, con tal de ganar votos.
Kouri es un ser de azufre. Puede pactar con el mismo diablo sin que se le arrugue la camisa. Heresi lo admira por los resultados que puede exhibir en gestión, pero se calla lo que el presidente regional del Callao representa en conducta moral.
En los videos Kouri - Montesinos, Kouri parece el estratega del asesor. Lo aconseja, le traza el camino a seguir, le anticipa los resultados.
¿Ignora esto Heresi? No, por supuesto.
Por el contrario, considera que la política es también oscuridad, temeridad, actuación sin escrúpulos. Lo que importa son resultados, parece pensar.
Por eso, en ausencia de Lourdes Flores, sin explicar sus razones, Salvador Heresi renuncia al PPC y se refugia en los brazos de Kouri.
Nada los distingue. Los unen sus decisiones de estribo. De libreto conocido. Traicionar a sus partidarios y subirse a un caballo suelto de cascos para gobernar.
04 febrero, 2010
Salvador no se salva
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