El pasado 8 de agosto en este mismo blog dimos cuenta de la publicación del Ecuador de su Carta Náutica IOA42 colocando en blanco y negro el límite marítimo Ecuador-Perú y el Límite Marítimo Exterior – Sector Sur- de la República del Ecuador.
Un acto soberano del Ecuador, dijimos y nos ratificamos en ello.
Pero un acto unilateral, debemos reiterar. Legítimo, válido, pero unilateral. Y no podía ser de otra forma, porque NO EXISTE un tratado de límite marítimo fronterizo entre el Perú y Ecuador, como no lo existe entre Perú y Chile.
Lo que existe entre Perú y Ecuador es un criterio homogéneo para delimitar su frontera marítima. Utilizar el criterio de “paralelo” geográfico allí donde el contorno de las 200 millas marítimas de las islas perteneciente a uno de los países se monte, se superponga, con la proyección de 200 millas marítimas pertenecientes al otro país.
Eso es todo. No hay porqué alarmarse ni mucho menos por las recientes expresiones del presidente Rafael Correa quien acaba de señalar que “Si se ratifican con fortaleza jurídica esos límites, de acuerdo con la Carta Náutica (...), no veríamos necesidad de entrar en el proceso. Obviamente si no se ratifican esos límites, si (Perú) impugna esa Carta Náutica, pues tendríamos que considerar seriamente la posibilidad de que Ecuador forme parte del proceso de La Haya”.
Para que se produzca un impasse en este tema que obligue al Ecuador replantear su decisión y acordar acudir a la Corte Internacional de La Haya, tendría que pasar cualquiera de estas tres cosas:
1. Que Ecuador cumpla con el trámite de depositar su Carta Náutica ante las Naciones Unidas y que, efectivamente, ante esa misma instancia, el Perú observe en todo o en parte dicho instrumento jurídico.
2. Que el próximo Congreso peruano desconozca la validez de la carta personal enviada por el presidente Alan García al presidente Rafael Correa en la que corrobora que entre Perú y Ecuador no existen problemas de delimitación fronteriza terrestre o marítima.
3. Que Chile presione a Ecuador para que le exija al Perú un instrumento de “mayor seguridad jurídica” -en el tema de la delimitación marítima- que la carta personal del presidente García; como parece entenderse de las recientes declaraciones del Presidente Correa.
En todo caso, la Cancillería y el Congreso peruano deben actuar con la debida ponderación, pero también con claridad y firmeza, para conocer los alcances de la Carta Náutica del Ecuador y las implicancias que tendría para nuestro país su puesta en acción.
¿Modifica la Carta Náutica ecuatoriana el criterio común de asumir el “paralelo” allí donde la proyección de los mares de ambos países se superponen con la proyección de las 200 millas marítimas que contornean las islas existentes en la zona?
¿Qué mayores seguridades o qué otros instrumentos jurídicos puede exigir el Ecuador al Perú para no ir a la Corte Internacional de La Haya?
¿Observará nuestro país en todo o en parte la Carta Náutica del Ecuador?
Son preguntas que nuestras autoridades seguramente ya se han planteado y, es de esperar, las hayan resuelto. Como se ve, Chile no descansa. Ni se da tregua. Tal parece que el Presidente Piñera decidió ajustarse la correa.
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1 comentario:
Interesantes las propuestas del Embajador. La pregunta es ¿porqué estos temas no los encontramos en los diarios del Perú?
No hay nada más allá de rebotes de cables internacionales que vienen de Quito o Santiago. ¿Qué pasa con Lima? ¿Por qué tanto silencio en Torre Tagle?
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