03 febrero, 2018

La vacancia ideológica


El presidente Pedro Pablo Kuczynski ha esbozado una explicación sui generis sobre el nuevo escenario de vacancia que confronta. "Aquí hay un esfuerzo de hacer una revolución de extrema izquierda", ha señalado en entrevista concedida a RPP.

Explicó que existe en el país un grupo de izquierda radical que “no está reconciliado con el indulto que le otorgó a Alberto Fujimori”, razón por la cual busca expulsarlo del poder, convocar nuevas elecciones y cambiar la Constitución.

En ese plan desestabilizador incluyó a la protesta —violenta, concertada—, que mantienen los productores de papa en diez regiones del país, pese a los esfuerzos del ministro de Agricultura.

En esa visión apocalíptica del poder, el presidente argumentó que la guerra no solo es contra él, sino “contra el propio fujimorismo” (sic) ya que la intención de adelantar los comicios electorales y legislativos, en el fondo, lo que busca es “impedir que el fujimorismo, que está parcialmente dividido, sea una fuerza política” (sic).

En otras palabras, el presidente trazó un escenario de guerra y definió a su enemigo en las antípodas de su pensamiento ideológico. Como consecuencia lógica, el fujimorismo debía ser su aliado y pelear en su misma trinchera. Pero, oh sorpresa, el fujimorismo no ha bajado el tono y por el contrario a través de sus voceros ha señalado que apoyarán el pedido de vacancia contra el presidente Kuczynski.

El análisis del presidente tiene un problema. Su enemigo no es ideológico, es estratégico. No es programático, es táctico. Su peor enemigo es el fujimorismo, o mejor dicho la neoversión de él: el keikismo.

En la medida que el presidente siga llevando en el avión presidencial y siga paseándose por las regiones con los congresistas "advangers", dando la impresión que el desgajamiento de Fuerza Popular significó para él 10 nuevos congresistas PPKenjistas, más sangre en el ojo empozará en el fujikeikismo.

La guerra de papel de la izquierda radical no es nada sin el apoyo del fujikeikismo. El levantamiento de los paperos no es porque tengan poderosas organizaciones comunistas que los convocan a encender la pradera. La sobre producción de papa ha tirado el precio por los suelos. Si el mercado no funciona, zarandean al Estado.

El presidente sabía que el indulto a Alberto Fujimori partiría el país en dos. Se lo advirtieron en mil idiomas. Pero él tomó su decisión y siguió adelante. No hay sorpresa en esto.

El problema que lo sacará del poder no es el indulto, ni la extrema izquierda, ni los paperos. Es la idea de que mintió al país en el tema Odebrecht, sus enredos con Westfield Capital y First Capital y sobre todo la sensación que empieza a apoderarse de la gente de que este gobierno es inoperante o incompetente para solucionar las cosas.

“El presidente Kuczynski está inmerso en evidentes casos de corrupción y nosotros no vamos a avalar a un presidente corrupto”. Estas palabras son del vocero de FP, Daniel Salaverry. Es lo que debe preocupar al presidente. No las ideas de izquierda. La vacancia no es ideológica. Es solo ilógica, pero real.



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