26 febrero, 2008

Lourdes, la anfitriona

Lourdes Flores ha invitado al presidente García a departir una cena en su casa en reciprocidad a una invitación que tuvo hace unos meses en Palacio de Gobierno. La tarjeta de invitación cursada no es precisamente una dulzura de estilo, pero está muy bien empaquetada en términos políticos.

“Ha aprendido Ud. bien algunas reglas básicas de la economía de mercado que antes se negaba a pesar de su brillantez e inteligencia, pero en 20 meses no ha aprendido cómo hacer funcionar el Estado”, le ha dicho la lideresa del PPC al presidente de la República.

Pero acaso demasiada atención se ha prestado a la tarjeta de invitación en lugar de al menú sugerido por la anfitriona, es decir, la agenda del encuentro. ¿De qué podrían conversar García y Lourdes, además de repasar aspectos de política nacional e internacional?

La propia Lourdes se encargó de sugerir el tema a tratar: ¿Qué es lo que pueden hacer juntos el PPC y el Apra para que el Estado funcione bien?, afirmó ante una pregunta de La República.

Algunos analistas han visto esto como la posibilidad remota (Lauer) de un acercamiento o pacto entre la derecha tradiconal simbolizada por el PPC y la neoderecha que encarna el Partido Aprista. Previo aumento de la cuota de poder en los ministerios y acaso en la Mesa Directiva del Congreso.

Lo cierto es que la definición de Lourdes ha centrado el debate en el déficit de gestión que tiene el actual gobierno. Esta es una experiencia de manejo de la cosa pública que privilegia lo mediático, con propuestas altisonantes, pero sin estrategia, sin rumbo. Mucho ruido y pocas nueces.

El caso de los programas sociales es clamoroso. La cacareada fusión de estos programas en la práctica es un simple plumazo en el papel. Se han eliminado rótulos de oficinas, se han dejado de usar logotipos y papel membretado, pero el grueso del aparato público sigue allí. Es más, se han reemplazado funciones, cargos y personas, pero no se ha ahorrado en planillas. Hay edificios enteros donde la gente sólo va a pasar el tiempo y cobrar su cheque.

He aquí un punto para empezar a hablar de reforma del Estado. Pero, pensándolo bien, ¿conoce Lourdes más que Alan el manejo del Estado? Una forma de aclarar esta duda sería que Lulú asuma el premeriato. Aunque esta fórmula ya requiere de una alta cocina y de otros fogones.



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