12 abril, 2008

Alimentos escasos, precios altos y pobreza

Desde Haití llegan reportes de revueltas populares de masas desesperadas que asaltan mercados en busca de alimentos. En Perú, aprovechando la madrugada, el gobierno reparte bolsas de comida casa por casa en barrios pobres de Lima. En Chile el gobierno entregará 46 dólares a familias por debajo de la línea de pobreza.

No son fenómenos aislados. Los alimentos empiezan a escasear en el mundo y todo indica que el conflicto entre pobreza y alimentación estará en primer orden de importancia en los próximos años.

Según el director de la FAO, Jacques Diouf, la reserva de cereales almacenados en el mundo sólo alcanza para alimentar a la población entre 8 y 12 semanas. Se calcula que en total hay 405 millones de toneladas almacenadas en el mundo de arroz, trigo, cebada y soya, los cereales que han alimentado a la humanidad desde su aparición en la Tierra.

Estas bocas hambrientas están causando desórdenes sociales en diferentes puntos del planeta. Sólo en los últimos 45 días el arroz subió 90% y pasó de 400 dólares a 760 dólares la tonelada. Las acciones de violencia alrededor de la subida de precios de la canasta básica llegan de lugares tan disímiles como Pakistán, México, Egipto o Haití.

Entre las razones para este desequilibrio mundial en la alimentación se menciona al acelerado proceso de reconversión de la matriz energética de los Estados Unidos hacia los biocombustibles. En apenas tres años, la casi totalidad de producción de maíz en ese país se destina a la producción de etanol.

El otro factor que explica este desorden en la producción, mercado y precios de los alimentos es la creciente demanda de poblaciones como la India y China. El crecimiento económico de estas regiones no es sólo por materias primas para la producción como carbón, hierro o cobre, sino también por alimentos, principalmente granos secos.

También se menciona el problema climático que afecta los cultivos, el aumento del precio de los fertilizantes y hasta el cambio de hábito de consumo en la dieta alimenticia de los asiáticos.

Frente a este panorama el Banco Mundial lanzó una alerta sobre una inminente crisis alimentaria lo que impactaría directamente sobre los índices de pobreza de los países emergentes.

La perspectiva es que los precios de los alimentos se mantengan altos por lo menos en los próximos 15 años lo que significaría “una reversión de tres puntos porcentuales en la pobreza en los países de bajos ingresos”.

El mundo necesita energía para seguir viviendo. Y el petróleo es un bien finito cuyas despensas se agotan cada día. La alternativa de reemplazarlo por sustancias orgánicas como el maíz impacta sobre las poblaciones menos protegidas.

El desorden climático causado por el hombre que busca ahora paliarse trocando petróleo por maíz cobra una dimensión dantesca. El precio de “limpiar” el planeta es alto; el hambre de una buena parte de la humanidad.



1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Qué hacemos: sembramos maíz para comer y hacer tortillas o para convertirlo en biodiesel no contaminante?

He ahí el dilema.