El
accidente del Cerro San Cristóbal ha desnudado un problema de fondo; el
de la informalidad. Pero no de la sociedad, que ya la conocemos, sino
del Estado, que nos revela que, en lugar de avanzar, retrocedemos.
La
empresa Green Bus es una empresa formal. Obtuvo todos sus permisos para
operar. Se los otorgó la Municipalidad de Lima. Estaba autorizada para
hacer turismo urbano.
La
Municipalidad del Rímac, también le extendió una autorización para
funcionar. Le pegó una calcomanía en el parabrisas y le cobraba 3 mil
soles mensuales a la empresa para que trabajara tranquila.
Para
que sus buses turísticos de dos pisos transitaran libremente, Green Bus debió pasar una revisión técnica de todas sus
unidades.
La empresa pasó esa prueba técnica. Tiene los papeles para probarlo.
En
la guantera del bus siniestrado estaba el SOAT 2017. Los pasajeros
estaban protegidos contra accidentes de tránsito. Pero cuando llegaron a
hospitales y clínicas estas se negaron a atenderlos.
El problema es otro. No es que la empresa sea informal. El informal es el Estado.
Es
la maldita informalidad que nos persigue y domina. Que está en el ADN
institucional de toda entidad que brinda un servicio público.
Al
caer el bus por el abismo quedó al descubierto que la distancia entre
sus ejes es muy corta; la cola del bus es muy larga, y la altura
también; las llantas lucen desgastadas, sin cocadas, en la lona; y los
asientos del segundo piso descapotado… ¡no tenían cinturones de
seguridad!
El
SOAT estaba vigente, pero las clínicas y hospitales reclamaban el papel
en físico para atender a los heridos. Y todos tenemos en la guantera
¡sólo un papel, no más de 65, como pasajeros tenía Green Bus!
Esa
misma informalidad del Estado le permitió a la empresa operar… ¡sin
rutas definidas, ni paraderos establecidos! Jalando gente en la propia
Plaza de Armas.
Esa
misma informalidad estatal es la que no puede colocar un tomógrafo en
un hospital o no pueda hacer análisis clínicos a más de una docena de
accidentados porque no hay tanto personal para atender... un domingo por
la tarde.
Es
la informalidad del Estado. Un Estado incapaz de ordenar la convivencia
ciudadana, poner orden y ejercer autoridad. Un Estado donde lo que
mejor funciona es la coima que lo perfora y lo entumece, volviéndolo
ineficaz.
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