El Decreto de Urgencia N° 011-2017 del
gobierno, materializando los acuerdos asumidos por el Ministerio de Educación
con los profesores, marca un punto de quiebre en la huelga magisterial que ya
cumple más de setenta días y ha dejado a 3.5 millones de estudiantes a punto de
perder el año escolar.
A partir de este lunes, el gobierno no tendrá
otra medida que aplicar la ley y reemplazar a los profesores que no acaten la norma
y vuelvan a las aulas. En el caso de los profesores, es probable que la huelga
se diluya por cansancio y regresen a clases sin que la neo dirigencia
magisterial haya tenido la inteligencia para rubricar su victoria.
Mientras los dirigentes regionales dirimen
este fin de semana su decisión final, no se debe dejar pasar las alertas —o
lecciones— que encendió y que debemos aprender de este conflicto. Aquí algunas
de ellas:
1. El gobierno exhibió una absoluta orfandad
política en el tratamiento del problema. Deben reflexionar sobre el valor de la
política —el arte de gobernar—, en lugar de despotricar de ella.
2. Todas las fuerzas representadas en el
Congreso también fracasaron. Los maestros los pasaron por encima e hicieron
trizas la representación nacional. Fuerza Popular tuvo un desempeño al límite,
por decir lo menos. Intentó —una vez más— perturbar al gobierno,
diferenciándose del resto de fuerzas políticas, pero su maniobra cayó en saco
roto. Fue por lana y salió trasquilada.
3. El Sutep nacional con Patria Roja a la
cabeza es la otra fuerza política derrotada por la marea magisterial radical. El
profesor Castillo es hoy un dirigente reconocido a nivel nacional, cuando dos
meses atrás solo lo saludaban en su colegio de Cajamarca.
4. Esta nueva fuerza organizada de los
profesores a nivel regional no responde ni ideológicamente, ni
mayoritariamente, al pensamiento senderista, neosenderista, proseguir,
acuerdista o como quiera llamársele.
5. Es un sancochado gremialista
absolutamente pragmático en lo político y radical en el discurso, que tiene
como máxima bandera el reconocimiento oficial de parte del gobierno. El logro
de beneficios en favor de los maestros es el medio, no el fin.
6. Los dirigentes regionales están con todos
y con nadie. Quieren abrirse un espacio en el gremio magisterial con la
finalidad de disputarle el poder al establishment de Patria Roja. Si para eso
tienen que hablar con Dios y con el diablo, lo harán. Lo vienen haciendo desde
por lo menos hace tres gobiernos democráticos.
7. El pensamiento sendero, sin embargo, sí
está presente en el magisterio, como en cualquier otro "espacio de
lucha", donde puedan accionar. Se les derrotó militarmente, pero no
políticamente. Recuérdese que estuvieron a un paso de inscribirse como partido
político.
8. La descentralización es un proceso no
solo administrativo, sino político. La realidad demuestra que han surgido
nuevos actores dirigenciales que son fruto del descentralismo. El centralismo
gremial también existe y ha sido puesto en cuestión.
9. La democracia representativa necesita
mecanismos de expresión y negociación y no solo mecanismos de control policial
para enfrentar esta nueva realidad. Inteligencia policial sí, pero, mejor,
inteligencia política.
10. La Carrera Pública Magisterial es una
política de Estado. Pero no es la Biblia escrita a fuego, ni el Codex cincelado
en piedra. Es necesario abrir una discusión amplia sobre el tema y no temer a
replantear algunos puntos. Revisar el sistema de evaluación no significa
rechazar la evaluación.
11. Los padres de familia y sus hijos han
sido los grandes ausentes de este enfrentamiento entre gobierno y profesores.
Ninguna de las fuerzas en pugna logró ganarse a estos actores y dirimir la
tensión hacia uno u otro lado.
12. Los partidos políticos requieren volver
al trabajo en gremios. En la medida que descuiden estos espacios, otros más
radicales lo ocuparán. En política, todo espacio se llena.
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