Palacio de
Gobierno.
Ing. Martín
Vizcarra.
Presidente
de la República.
Estimado
Presidente,
No le haga
caso a las encuestas. No del todo, al menos. Su aprobación cae mientras su desaprobación
crece. Cuando eso pasa, el tracking estadístico dibuja la boca abierta de un
cocodrilo que es difícil cerrar. Pero no imposible.
Lo favorece
el tiempo. En una campaña electoral, si la boca del cocodrilo se abre en el
tramo final de la carrera, es difícil cerrarla. Cambiar la percepción pública
requiere no solo tiempo, sino acciones, gestos, pero, sobre todo, decisiones.
Estrategia política clara y nervio comunicacional templado, presidente.
Lamentablemente,
le han cortado el brazo publicitario. Una de las herramientas más importantes
para dar la batalla en la mente de la gente, presidente, y ganar la opinión
pública. No es que la publicidad sea la panacea, pero ayuda sobre todo cuando
no se tiene voceros políticos proactivos y dispuestos a dar pelea en medios.
Tres años en
el gobierno es una vida, presidente, siempre y cuando gobierne. Aún sin el
brazo publicitario, tiene excelentes posibilidades de cambiar el curso del
humor público. Sus mejores aliados son las buenas expectativas en el campo
económico, la recuperación del precio de los minerales y el aumento de las
exportaciones.
Pero, en
serio, donde deberá redoblar esfuerzos, presidente, no es en el campo
comunicacional o económico, sino principalmente en el terreno político. Aquí,
contra lo que debe luchar es con la sensación que tiene la gente de que su
gobierno es o sigue siendo corrupto.
En este escenario,
hace poco, usted tuvo una iniciativa excelente. Hizo pública la denuncia de un alcalde
cusqueño contra un funcionario del MEF que arreglaba el financiamiento de obras
estatales a cambio de una coima. Fue una movida estratégica de su parte. Hágale
seguimiento, presidente. Que no sea flor de un día. Encargue a un funcionario de
su confianza su monitoreo. O, mejor aún, presente más casos. Eso infundirá
temor y lo hará ver duro y firme en la lucha contra este flagelo.
Seguro
encontrará la enorme dificultad de gobernar con un equipo sin capacidad para
liderar una agenda con temas que conecten con la ciudadanía, presidente. Esto a
su vez profundiza el problema de percepción de debilidad que la gente tiene de usted.
La batalla
por colocar la agenda pasa primero por construirla, luego ejecutarla y comunicarla. El mensaje del 28 de julio
es la ocasión propicia para hacerlo. No se trata de pensar qué voy a opinar hoy,
sino de proponer hoy y mañana los temas de opinión. No es una cuestión de
contenidos, presidente, sino de temas.
Detener el
bostezo del cocodrilo estadístico requiere tiempo, paciencia e inteligencia,
presidente. Las encuestas ni siquiera son fotografías del momento. A veces son
meros brochazos distorsionados e impresionistas. Su cargo viene con un manual
de funciones. Siga las instrucciones y si tiene que cambiar piezas para
avanzar, no lo dude, presidente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario