El amor y la política van de la mano. El amor es un acto de entrega. La política también. El amor es a tiempo completo. La política igual. El amor es pasión, compromiso. Ni qué decir de la política. El amor es emocional. La política no es sólo racional.
El camino empieza a bifurcarse cuando se trastoca el sentido profundo de las cosas. Tanto para el amor como para la política.
El amor se da sin condiciones. La política es el arte del condicionamiento. El amor no es un acto racional. La política, la mayoría de las veces, cae en lo irracional.
La política está en todas las cosas. El amor debiera estarlo.
Raúl y Luciana acaban de casrse por civil en Miami. ¿Es un acto de amor o de política? En un político como Raúl puede ser tranquilamente ambas cosas. Y nadie tiene por qué reprocharselo.
No se puede vivir sin amor y sin política.
El amor puede renacer en otro cuerpo. En otra alma. La política, en cambio, nunca muere. Hiberna. Se recicla. Pero corre siempre por la sangre.
Luciana y Raúl tienen derecho a rehacer sus vidas.
Un error de Raúl fue negar a su nueva compañera cuando lo sorprendieron en julio de 2005. Un mal cálculo político.
También fue un error ayudar al suegro en una licitación. Un exceso del amor.
Ahora que Raúl anuncia su retorno a la política, es prudente reacomodar las cosas en su sitio. Y en su real dimensión. El amor en su vida privada. Y la política en su vida pública.
Confundir ambas arenas puede llevar a errores fatales. Esto no quiere decir que los actos políticos estén desprovistos de amor. Ni que el amor sea una mala política.
La gente es permeable a las historias de amor. Y los políticos no tienen por qué ser diferentes.
Por amor un presidente abandonó su cargo para ir a buscar a su amada. Luego regresó y contó la verdad. Y siguió su vida pública.
Formalizar el compromiso es el camino correcto. Quién esté libre de culpa que arroje la primera piedra. Y de aquí para adelante, como cualquier ser humano, débil y contradictorio, deben luchar para obrar con rectitud en el amor y rectitud en la política.
Raúl Diez Canseco
Luciana de la Fuente
Política + Perú
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