15 octubre, 2008

Obama – Mc Cain: La política en la era digital

Estuve hace unos días en Washington, horas antes del último debate Obama - Mc Cain. Una mujer blanca, norteamericana, me dice que votará por el candidato demócrata. Otra mujer, latina, desconfía de los negros y me confiesa que votará por el líder republicano; es quizás la excepción, pues, la mayoría de latinos que ví -mozos, cocineros, limpiadores, vendedores y miloficios-, confiesan que votarían por Obama, si pudieran hacerlo.

No hay vallas publicitarias en las calles. Al menos no tantas como en latinoamérica. En Virginia, a unos 30 minutos del DC en metro, algunas casas tienen en sus jardines propaganda. La mayoría apuesta por Obama. En los dispenseros de periódicos leo el titular del Washington Post: Obama tiene 10 puntos arriba de Mc Cain. La ventaja se acentúa conforme llega la última confrontación televisiva.

¿Qué ha pasado? ¿cómo se explica el fenómeno Obama? Hace no más de 40 años, los negros luchaban por reivindicaciones políticas. En 1968, Martin Luther King fue asesinado. Hoy, un descendiente de Africa tiene serias posibilidades de llegar a ser presidente de los Estados Unidos. En el curso al que asistí en la Universidad George Washington* se ensayaron algunas respuestas.

Desde que apareció la televisión en la década del sesenta la política nunca más fue la misma. Los debates televisados entre Kennedy y Nixon llegaron a millones de estadounidenses directamente a sus hogares. Por primera vez, los electores podían ver y oir a sus candidatos sin asistir a los mítines. Y más importante que el mensaje fue cómo se decía el mensaje. La forma sustituyó el fondo. Lo visual y gestual se impuso sobre el contenido. La emoción primó sobre la razón.

Todo eso se ha acentuado hoy. El desarrollo de nuevas tecnologías de la información ha logrado un impacto en toda la sociedad y en la forma que tiene el hombre de relacionarse, de hacer negocios o simplemente de comunicarse. Tenemos ahora una nueva forma de comunicación y una nueva forma de política. La gente no quiere pensar; quiere que le expliquen las cosas de manera sencilla, pero, sobre todo, quiere entretenerse.

Obama es un ejemplo de este neo político. Su equipo de campaña, compuesto mayoritariamente de jóvenes, ha diseñado una serie de mecanismos novedosos de campaña dirigido al público juvenil tradicionalmente ajeno a las campañas electorales. El objetivo es llegar y movilizar al ciudadano indiferente. Las plataformas de Internet y el uso de mensajes a través de celulares, así como la estructura viral de financiamiento de campaña con millones de aportantes que depositan 10, 20 dólares mensuales explican en parte la base del éxito del candidato demócrata. El político debe saltar de la tarima para moverse en el ciberespacio, de manera creativa, rápida y divertida. No más discursos acartonados, ni poses de sabelotodo.

Si Kennedy fue el candidato que nació con la televisión, Obama es el político de la era digital. Hay por supuesto razones de fondo como la crisis financiera que atraviesa Estados Unidos y que empuja a un grueso sector hacia el cambio. Pero, sin duda, no debe pasarse por alto el hecho que el equipo de Mc Cain no le haya dado la misma importancia al uso de las nuevas tecnologías de la información en su estrategia de campaña.

Uno de los conferencistas comentaba incluso, la manera tan campechana cómo Mc Cain sostenía en público su escaso interés y afecto por usar la computadora. Los resultados de noviembre próximo dirán finalmente si la tecnología marcó la diferencia… XD

* De la tarima al celular. Seminario dictado por The Graduate School of Political Management - George Washington University. Octubre, 2008.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

De verdad piensas que ha pasado el racismo en Estados Unidos? Me parece difícil eh?

José.

Anónimo dijo...

Con cámaras o sin ellas, un individuo es apenas una combinación viva de dos o tres gestos casi imperceptibles, que lo definen.

Un abrazo.
Roberto Ramírez.

Anónimo dijo...

¿Qué es más fuerte: la economía o la imagen?... eso es algo en que los marketeros políticos no se pondrán de acuerdo nunca...

Ana